18/5/09

Pequeño saltamontes [R]

- No logro dormir.
- ¿Por qué?
- De pequeño hice algo horrible.
- ¿El qué?
- No me gusta recordarlo.
- Bueno, pero ya que está aquí... ¿por qué no lo intenta?
- Maté a un saltamontes.
- Todos matamos saltamontes de pequeños. Y hormigas, y moscas y mosquitos. Hasta gatos, hay quien ha matado gatos. ¿Alguna vez ha matado un gato?
- No, claro que no.
- Pero mosquitos sí. Esos pequeños hijos de puta no te dejan dormir hasta que acabas con ellos.
- Pero no es lo mismo. Los mosquitos parecen haber sido concebidos con el único propósito de hacer el mal. No siento lástima al matar mosquitos.
- Pero sí al matar saltamontes.
- Sí. Al matar saltamontes sí.
- ¿Por qué?
- No sé. No voy matando saltamontes por ahí. De ser así, no estaría aquí contándole esto. Maté a uno, hace mucho tiempo. Y no suelo acordarme de ello, pero cuando lo hago, me detesto.
- Vamos, suéltelo. Cuénteme cómo lo hizo.
- ¿Los detalles? Es escabroso. Era un saltamontes negro. Nunca había visto uno igual. No era muy grande, quizá como un dedo meñique. Teníamos un jardincito en el chalet, pero estaba en el camino que llevaba al trastero. Me acerqué sigilosamente, con un cubo de playa, y poniéndolo bocabajo lo atrapé dentro. No sé por qué, yo nunca fui de los de coleccionar bichejos.
- Y, ¿qué más?
- Puse algo encima del cubo, como si temiera que el saltamontes pudiera escapar. Una bandeja de plástico azul, no recuerdo bien de qué era. Y me meé encima.
- ¿Se qué?
- Me meé. No, no ese "mearse encima". Me meé encima de la improvisada prisión. Fue un acto vandálico y estúpido. Como todo lo demás.
- ¿Y luego?
- Luego me fui. Dejé que el sol tostara la orina, no conscientemente, claro. Aún no tenía tan trabajado el intelecto. Me fui, y cuando regresé olía... fatal, por decir algo. Y descubrí que del césped al cubo había una línea negra. Una línea negra de hormigas. Se habían colado por entre las imperfecciones del suelo. Levanté el cubo, y allí estaba. El cadáver del saltamontes. Todavía me pregunto si estaba vivo cuando empezaron a devorarlo.
- ¿Por qué cree que lo hizo?
- No sé. ¿Por qué hacer algo así? Era pequeño, supongo que eso lo justifica todo.
- No, no justifica nada. Pero lo hace comprensible.
- No, para mí tampoco. No lo comprendo y no lo acepto. Llevé al saltamontes a una muerte terrible y ni siquiera tenía una razón para ello. Porque yo no era uno de esos engendros demoníacos que disfrutaban cortando colas de lagartija o arrancando patas a las arañas. Es que no sé por qué lo hice.
- Y ha venido buscando una respuesta.
- No. He venido buscando perdón.
- Eso no se lo puedo ofrecer. Pero le voy a recetar algo.
- ¿Para dormir?
- Para el perdón.

25 comentarios:

Paula dijo...

Todos tenemos escondido, ahí en la esquinita, algo que nos remuerde la conciencia; algo que de niños hicimos a espaldas de todo el mundo creyendo que como nadie lo sabía, no pasaría nada. Pero nos dimos de frente con lo que nos acompañaría el resto de nuestras vidas: la conciencia y el remordimiento.
A todos nos ha tocado, ya sea en forma de saltamontes, de un muñeco chiquitín de un amigo, de un pañuelo...
El contacto con la realidad y sus consecuencias.

Sandra dijo...

Y que le recetó?? como nos dejas asi hombre???.

Se me ha hecho corto, jajaja y al llegar al final, ya?? y la receta?? jajaja.

Pobre saltamontes, a mi me gustan :(

Un beso y feliz semana tengas ;)

Unknown dijo...

Ainsss...cuántos quisieran que eso del perdón fuera tan fácil como ir a pedir una receta!

En estos casos, lo primero (y lo más difícil) es perdonarse a uno mismo...

Besicos!

Ledicia dijo...

Yo tb soy culpable! ;)

¿quien no mató una araña nunca cogió un grillo una mariposa...? que crueles somos!!!

un saludo!!

Nikaperucita dijo...

... bueno, a veces no está de más saber recordar el daño que se ha hecho, y sobrevivir sin receta. Como decia Benedetti, hoy pocos quieren ser tango:

*...me jode confesarlo
porque lo cierto es que hoy en día
pocos
quieren ser tango
la natural tendencia
es a ser rumba o mambo o chachachá
o merengue o bolero o tal vez casino... (Bandoneón)

Girl From Lebanon dijo...

Dicen que el que no se arrepiente de algo de lo que ha hecho en la vida, o es tonto o no tiene conciencia...se lo oí a alguien hace poco...me parecen unas sabias palabras...

Bss!!

Anita Patata Frita dijo...

Tantas cosas rondan la cabeza de uno que si nos obsesionásemos con culpas y no culpas los psiquiatras y curas no tendrían paro jamás.

:)

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Ayla en que todos tenemos algo por lo que nos remuerde la conciencia y nos sentimos culpables.
Los saltamontes siempre me cayeron bien, pero a quién no le paso ni una son a las cucarachas, cucaracha que veo cucaracha que muere jajajaja. xD

Besillos bicho! ;)

Kane dijo...

Recuerdos tormentosos de infancia, ¿eh?

ojos_de_gata dijo...

Estabas en una iglesia o me lo ha parecido a mi? en todo caso me acabas de recordar que yo una vez, freí mariquitas fue muy cruel..pero no veas como saltaban:S:S:S:S

besicos

maria dijo...

Bueno mejor esa culpa que la de matar a un ser humano o volverse un ser rastrero y despreciable. Al menos siente desprecio ante un acto que realizó lo cual ya es un logro.
Es el primer paso para el perdón saber que te equivocaste y aceptarlo.
Un texto curioso X, sin duda para pararse a meditarlo. besos

Ailën dijo...

Ahg!
Qué forma más tortuosa de matar al pobre bicho, por favor!

Yopopolin dijo...

los niños a veces somos muy crueles, aun sin serlo... no se si me he explicado. Pero todos hemos pasado por algo asi, mas o menos traumatico... jeje

Mary Lovecraft dijo...

el problema es cuando el niño que fué se empeña en torturar al adulto que es...¿o es el adulto el que se tortura en nombre de aquél niño??


jajjaja! tienes que fliparlo con todos nuestros comments!

un besazo!

p.d.: no sé a dónde fue tu comment en mi Vermut, ¡pero yo no lo ví! me quedé sin él :(

ampa dijo...

Yoestoy con Sandra...quiero saber que le recetó...a ver si yo tambien me lo pudo comprar.

El extraño desconocido dijo...

Tiene un algo especial, me ha gustado mucho el texto.

Saludos insectosos

Sr. D. Javier de García dijo...

Yo no lo hice impulsado por una descontrolada curiosidad infantil. Ya era adulto. Lo hice porque soy humano. Al final, lloré desconsoladamente. Mi receta para el perdón fue la comprensión recibida.

Fue muy triste...

Ro dijo...

Se te ha colado "El chalet", es una palabra muy nuestra ;)
Me gusto el final, la receta es buena :P
Pd. Tengo lo tuyo

ardid dijo...

Opino como Sandra....cómo nos dejas sin saber cuál es la receta para el perdón??

snif snif

Un besaco!!

Johan Bush Walls dijo...

¿No me diga que fue su personaje que mató al pequeño saltamonte?

Salú pue.

Mártir dijo...

Yo lo unico que digo es que n mato animales, pero a los mosquitos, les tengo la guerra declarada...¡me pican todos! un saludo

Marta dijo...

En la receta pondría algo así como "yo te absuelvo de tus pecados" y ala! para casa!

maba dijo...

vas a hacer algun comentario aclaratorio??

es decir.. quién es el interlocutor?

pensé en un médico o en un cura pero..m egustaría saber qué pensaste tú

y este que no duerme por un saltamonts.. después es un explotador en su empresa..y ahí sí que se queda tranquilo (comentario no habitual en mí, pero, de repente, me indigné..curiosa reacción)

besos

X dijo...

Yo pensé que hablaba con un psiquiatra, pero es verdad que, para variar, queda abierto a muy diversas interpretaciones.

En cuanto al protagonista, probablemente sea un pobre estudiante de filología con demasiada conciencia. :-)

CAYE dijo...

Es bueno, creo que a todos nos ronda alguna cosa, que aun no siendo grave, nos arepentimos y no se pueden cambiar, ¿o no?...