22/7/10

La última noche [R]

Le había dicho a su mujer que tenía una cena de empresa. Otras veces había sido una reunión, un aviso urgente, un congreso. Un fin de semana de negocios, o una conferencia en Bruselas: nada importaba con tal de tener licencia para evadirse.

Alberto nunca había tenido un gran sentido de la fidelidad. María, su esposa, se lamentaba de que los problemas hubieran llegado tan pronto a su relación. Eran una pareja joven, sin hijos. María sospechaba que Alberto tenía una amante. Y no es que se hubiera dado cuenta recientemente. Ella sabía que su marido le había sido infiel en otras ocasiones, pero esta vez era distinto. Lo supo porque Alberto empezó a cancelar citas importantes. No se olvidó de su cumpleaños, pero no cenó con ella. No olvidó el día en que se conocieron; envió rosas, pero no estaba allí.

Hoy era su aniversario. Hoy hacía tres años que se habían casado. Alberto lo sabía y, como hiciera en las anteriores ocasiones, le había preparado su plato favorito. Pero enseguida anunció que se marchaba, y que no podría venir a cenar: tenía una cena de empresa.

María estaba en lo cierto, esta vez era distinto. Alberto no era un hombre enamoradizo, a pesar de sus muchas aventuras, pero esta se estaba prolongando de manera inusual. No podía dejar de pensar en ella, Sonia. Hoy hacía un año desde que se habían conocido, e iban a cenar juntos. Como muchas otras veces, Alberto aparcó su descapotable en la puerta del instituto, y esperó a que la chiquillería saliera. Y allí estaba ella, entre la multitud, tan bella como de costumbre, con esa cara entre pícara e inocente que le había conquistado. Subió al coche de un salto, se besaron, y se alejaron de allí. Alberto también era consciente de la situación. Lo que sentía por Sonia no lo había sentido nunca antes. “¿Será esto lo que llaman amor?”, se preguntaba a menudo. Incluso había hecho que se replanteara algunas cosas, como dejarlo todo por ella. Sabía que era imposible. Sonia apenas tenía dieciséis años. Su relación no podía funcionar. Tampoco tenía excesivo interés en abandonar a su mujer. Después de todo, la quería, a su manera. Pero iba a hacerlo igualmente. Necesitaba hacerlo.

María decidió dar una sorpresa a su marido. Pensó en ir a buscarle al restaurante habitual de las cenas de empresa de Alberto, Mr. Dean, un sitio al que habían ido un par de veces. Llegaría allí y, con su belleza, causaría furor entre los compañeros de su marido, que le felicitarían con algún codazo discreto por la esposa que se gastaba. Pero antes tenía que esperar a que trajeran su regalo de aniversario: una ultrachic mesilla de cristal de diseño imposible.

Alberto no había pensado lo mismo. Sonia le había pedido en varias ocasiones que la llevara a DeLuca, el restaurante de moda de la ciudad. Era un sitio caro, de hecho el más caro, y eso la hacía sentirse mayor, importante. Sabía que tenía a Alberto a su disposición, que haría cualquier cosa que ella le pidiera. El DeLuca se encontraba a un par de manzanas del Mr. Dean, en la misma exclusiva zona en cualquiera de cuyos bares un camarero no podría permitirse ninguno de los cócteles que servía. En días señalados sus respectivas colas podían llegar a converger. La rivalidad entre ambos restaurantes por alzarse con el favor de la crítica, la sociedad y las revistas gastronómicas era bien conocida en la ciudad.

Una vez hubieron traído la mesilla, María comenzó a vestirse. Encendió la tele mientras terminaba de arreglarse. Todas las cadenas habían cortado la programación para ofrecer la misma noticia: había estallado una tubería de gas en el Mr. Dean. María salió disparada sin siquiera ponerse los pendientes o perfumarse. Su marido estaba allí, podría haberle pasado cualquier cosa.

Y así habría sido, si realmente se hubiese celebrado la cena de empresa. Pero no existía tal cena. Sonia y él salieron del DeLuca al oír la explosión. Se acercaron a preguntar, al ver el fuego y el humo. Alberto cogió el coche y llevó a una asustada Sonia a casa. Tendría que esperar para decirle lo que sentía. Minutos después, llegó a su casa. Entró haciendo el menor ruido posible y sin encender ninguna luz para no despertar a su mujer, quien solía acostarse temprano.

No esperaba, por supuesto, el nuevo obstáculo que se hallaba en su camino. Tropezó con la mesilla y fue incapaz de recuperar el equilibrio. Cayó de espaldas y con estrépito sobre la nueva mesilla, fragmentándola en mil pedazos.

Quedó de cara al techo, un espejo en el que se reflejaba de lo más ridículo. Comprendió que estaba sobre los restos de una mesilla de cristal. Supuso que era el regalo de su mujer, y pensó en lo irónico de la situación. Intentó erguirse, pero el dolor era insoportable. Descubrió que, si no se movía, no le dolía. Sabía que tenía cristales clavados en el cuerpo, pero no si habían alcanzado algún punto vital. Estuvo un rato viendo frente a sí una figura casi inerte, inmóvil. Era consciente de que podía haber perdido la movilidad. También podría ser sólo un susto, algo de lo que reírse en los años venideros. O podía estar desangrándose. No lo sabía.

María llegó justo entonces al Mr. Dean, a tiempo para descubrir, por boca de un bombero, que afortunadamente era pronto y estaba casi vacío. María preguntó por la cena de empresa, pero el bombero insistió en que apenas sí había clientes. Extrañada, María llamó a su marido al móvil.

Alberto oyó una sirena a lo lejos. Imaginó que su mujer había llamado a una ambulancia al verlo tendido en el suelo, pero no la veía por allí.

María desistió. Alberto no atendía su llamada.

Alberto dejó de oír la sirena. Nunca llegó a saber si iba a morir o no.

Diciembre 2003

49 comentarios:

✙Eurice✙ dijo...

He llegado hasta aquí, porque me ha hecho gracia tu comentario en el post de alma mater, valenciano tenias que ser :) ese humor socarrón y fallero ja,ja,ja.
Tu relato fascinante, que putada de final pero es soberbio.
Sigue con tu buen humor X

X dijo...

Pues has madrugado bastante (o trasnochado mucho), valenciana tenías que ser. :P Bienvenida y esta es tu casa. ;-)

MFe dijo...

Jeje... veo que habéis "hecho migas" eh???....

Oye.. me ha encantado!!! pero el final.. uff.. mo sé cómo interpretarlo: la palma, María llega y le remata por haberse enterado que no había tal cena, o por haberse cargado la mesilla, María se pira de copas y mientras él se desangra, María dolida se va esa misma noche de casa y no vuelve a aparecer por allí... o hay "algo más" y no he sabido verlo...¿?...

En cualaquier caso me ha gustado mucho, y veo que es de hace ya unos añitos...

Unknown dijo...

Me ha encantado.
Estupenda historia para despertar ;)

Anita Patata Frita dijo...

Madre mía que fuerte a estas horas me cuesta diferir esto... me ha gustado pero el final raro raro...

Cleo dijo...

Casi me atraganto con la tostada...muy buena..buenisimaaaaa...


Mil besos guapo

maba dijo...

esta es repe.. no sé qué comenté la otra vez..

hoy me quedo con el aguantar la situación por parte de alberto y de maría. qué situación??? por que´están juntos????

el final es una putada pero me parece bastante peor que haya vuelto a casa, sin más al no tener plan..

por otro lado, un pero... ella no debería enfadarse tanto porque a fin de cuentas él no le había dicho donde era la cena aunque Mr. Dean fuera el habitual podrían haber cambiado esa noche

besos

Lisset Vázquez Meizoso dijo...

Yo no lo había leído así que me ha encantado, malditas las vueltas que da la vida y el destino que nos proveen determinadas elecciones. Muy buen relato X. Besos :**

Luna Méndez dijo...

Después de que a una la llamen Doña hay que venir a marujear al que así lo hace :)

Qué texto tan genial, no sé qué tiene que me enganchó así como de golpe y hasta que no lo terminé no quedé a gusto.

Soy bastante más fan de Maria que de Alberto, si los tuviese aquí al ladito él me caería mal, seguramente. Pero ella probablemente me generaría ganas de darle un achuchón.

He aquí mis conclusiones xD

Pio dijo...

Joer que finall, tengo las mismas preguntas Alma, no nos puedes dejar así jejeje

Al principio me ha recordado a esta canción http://www.youtube.com/watch?v=0POBW8RPik0

Besetss

Lost in Translation dijo...

ah, no eras X? Entonces quien eras? como te hacías llamar?

✙Eurice✙ dijo...

Alma el final es lo que X nos deja poner a nuestro gusto, hasta donde la imaginación nos lleve...
En mi caso creo que el se queda toda la noche inerte y cuando ella llega a casa ni lo ve porque en la entrada se deja llevar por la pasión contenida y allí mismo copula con un policia que habia conocido en el lugar del accidente y que despues se la llevo de vuelta a casa...
El sin poder moverse tuvo que escuchar los jadeos y el extasis final y con eso viviria el resto de su larga vida postrado en una cama de una clinica para tetraplejicos.
¡jdr! que mala leche tengo,ja,ja,ja,ja.
Hasta otra, este comenterio es para ti X y para alma mater.

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Según la Santa Madre Iglesia, eso le paso por ser un pecador de la pradera.
No se puede liar uno con niñas de diecitantos.
Muy bueno el relato.

Anónimo dijo...

Eso de querer a su mujer a su manera es una trola de las grandes. Nadie quiere a su manera.
Si quieres a tu manera, es que no quieres. He dicho.
Joder...y ¿¿por qué con una niña de 16?

CAPÉ; dijo...

Depende del sitio donde lo vayas a disfrutar.

Leticia dijo...

Siempre dejas lo mejor para el final. Sorpresa, sorpresa...

CAPÉ; dijo...

Me gusta, sobretodo por la forma de dejar el final, aunque me habría gustado ver la reacción de Sonia. Sería un buen libro y mejor película!
Un beso!

MFe dijo...

Eurice.. jajajajaja... pues yo no lo veo así.... Yo creo que en la puerta del restaurante conoce a un bombero (que están mejor que los polis, je!) y al tal Alberto que le den dos duros... Es que ella también “le quería a su manera”...
hala que se joda por cabrón e infanticida...

tishta dijo...

Brutal
me ha encantado el final, muere igual que si no hubiese mentido, lo del destino será no?
un abrazo

flens

Marta dijo...

Hace falta ser gañán!!

Besacos

Marta

♥ Ana ♥ dijo...

Afortunada María que a lo mejor se enamora de otro hombre más honrado.

Besos

Anónimo dijo...

que trágico no? parece de telenovela jeje

Nadia dijo...

Pues muy trágico, y como estoy sensiblona no diré que me ha gustado, porque en el fondo me ha dado penilla vecino!

Pero muy bien escrita, as allways ;o)

Vértigo dijo...

la vida, que a veces es irónica.. muy chulo.

Engreído dijo...

¿Y no podía simplemente dejar a su mujer en vez de llevar un año engañándola?

Claire dijo...

Por una parte.. ¡¡que cabrón!!, y encima con una niña... y la mujer, una sufridora, que tener sus sospechas y seguir a su lado.. pero mira, aún así, da penilla el final, que morir así tiene que dar una rabia, pero claro, la vida es así, irónica. Un relato super entretenido. ¡¡Cuánto tiempo lo has tenido reservado!! Es chulísimo.
Besos.

Uma dijo...

Pues se lo tiene merecido por capullo infiel pederasta!! No deja de tener gracia que el regalo de aniversario sea lo que se lo cargue...jeje
Y vaya muerte mas tonta por el amor de Dios!!
besos

X dijo...

Sois unos dictadores morales.

Enrojecerse dijo...

no me hagas imaginar un final, anda, continúa la historia y que dure un poquito más, que me gusta:)

Gilda dijo...

Vaya!!!!Ya sabia yo que debia retomar las buenas costumbres, encantada de leerte otra vez.
Un beso

Anónimo dijo...

Bfff, llego a ser ella y me da un ataque! Jajaja. Muy bien escrito, de verdad.

Un besotee. :)

Sandra dijo...

Ya estamos con los juicios morales... en fin.

Bueno al tema, que no me he enterado del final. Killo me ha engachado el relato pero al final me he quedao a cero grados, no se bien que le pasa al tal Alberto.

Besetes.

Nalda dijo...

Demasiado tiempo en el tintero. Menos mal que vio la luz. Gran relato. Y gran cerdo el maridito.

Un beso

S. dijo...

Es que para ser infiel hay que saber con quién.
Y mentir muyyyyy bien.
Se tiene merecido el final.Hay que ser valiente en esta vidaaaa

maría dijo...

Me ha gustado mucho tu relato, X.
He llegado a tu blog a través de nuestras coincidencias en los post de Maba.
Y sí, demasiada dictadura moral
Seguiré leyéndote.
saludos
María

Yyrkoon dijo...

Bueno, este me ha dicho poca cosa, pero como no puse nada, al menos que no queden sólo los comentarios cuando me quejo: el anterior está muy guapo, pero mucho.

Olivia dijo...

Como que no sabía si iba a morir o no?? ayyy que me quedé con la intriga de si la mujer le encontró vivo o no mas bien!! argh!!! jejeje. Muy bueno el relatillo. Esas lolitas, esos maridos infieles, esas esposas que se ponen una venda en los ojos...ays...sé la vie´.
Besitos!

cachos de vida dijo...

Feliz fin de semana.
Un saludo.

Abbie dijo...

jaja gracias, pero no, lo cierto es que es el cuarto premio x)

Pilar Abalorios dijo...

Estupenda historia,buen ritmo y fantástico final. (claro que yo he decidido que el "pobrecito" palma), su hermosa viuda no le dá más vueltas al tema, su extremadamente joven amante tiene que volver a su edad, y ambas siguen su vida, dispuestas a repetir las mismas experiencias, la esposa a ser un florero para otro y la joven a escapar de su edad por el camino fácil. En fin, el mismo camino.

ele* dijo...

que drástico, el final.
tiene años el relato no?
hacia tiempo que no me pasaba por aquí, ya.
volveré pronto.

un beso;)

Hierbabuena glass dijo...

Si quieres a una persona no le haces eso. Eso de "querer a su manera" es una forma de calmar su culpabilidad. Si algo no funciona se habla y se deja, creo yo, por respeto a la otra persona y a uno mismo. De todos modos me ha gustado tu entrada, X. Y, aunque no te comente desde hace un tiempo, te sigo. Un beso!

CAPÉ; dijo...

casquería?jaja
te imaginaba más profundo.
Un beso!

Yopopolin dijo...

Oye, que guay esto de repetir relatos y que todo el mundo los comente como si de nuevo se tratase!! xD
Yo lo leí antaño, y me sonaba muchísimo, hasta que he rebuscado y sí, era uno de esos que se te perdieron...

Bueno, que eso, que para mí el final es una gran putada para Alberto, pero no podría ser mejor para el lector... ;)

Anónimo dijo...

Dios te da por un lado y te quita de otro... A éste le dieron una buena mesilla xD

Anónimo dijo...

Qué pena el doble susto de María esa noche... aún le queda por descubrir a Alberto el en suelo de su propia casa. ¿Llegará a descubrir la verdad? Creo que se la merece.

Un relato buenísimo. Me encanta como escribes

Chaly Vera dijo...

Eso siempre les sucede a los Albertos que se casan con las Marias. "Mueren solos y jodidos"

Bonito relato. Felicitaciones


un abrazo
http://eltauromquico,blogspot.com

I dijo...

Me voy a unir a Anita Patata Frita con lo de las digestiones lentas. Voy a tener que volver a leer el final, a ver que conclusión saco, porque con estos finales ambiguos a los que nos tienes acostumbrados...

Besos!

I dijo...

Pues después de releer voy a tener que votar porque este tipo se quedó en coma. No sé si existirá ya esta opción porque no he leído el resto de comentarios pero me arriesgo xD
Aunque bien pensado, sería un poco tonto quedarse en coma por tropezar con una mesilla de cristal, ¿no?