Threesome

Llegó a casa más temprano de lo habitual, dejó las llaves en el vaciabolsillos y dijo "ya estoy aquí". No obtuvo respuesta y era extraño, pues lo normal era encontrarla viendo la tele en el salón, lo suficientemente cerca como para escucharle. Efectivamente no había nadie frente a la apagada pantalla, y si fuera una peli de miedo habría seguido preguntando si había alguien en voz alta para que el asesino supiera en todo momento dónde estaba; pero no lo era, así que avanzó en silencio por el pasillo hasta llegar al dormitorio principal.

En honor a la verdad los gemidos debían ser audibles desde la cocina, pero no hay mayor ciego que el que no quiere oír, así que pese a todas las evidencias los encontró con las manos en las masas, ella sobre él, empalada hasta la empuñadura y de espaldas a la puerta. "¿Qué coño...?", acertó a decir y, antes de que pudiera acabar la frase, la rubia amazona se giró y lo vio, la cara desencajada en una mueca mezcla de sorpresa, asco y desaprobación.

"Cariño, espera, puedo explicártelo", dijo ella en un alarde de originalidad. Pero el cariño había dado media vuelta y se había refugiado en el baño. La mujer descabalgó de su amante, que a todo esto no pudo decir ni esta boca es mía tras haber sido pillado en flagrante, fue a ponerse una bata y de allí al excusado en busca de su mozo. Sentado en el borde de la bañera lo encontró, cabizbajo. No opuso resistencia a que ella se sentara a su lado.

- Cariño, ya sabías que esto podía pasar. Soy una mujer muy ardiente y no basta un hombre para saciarme. Pero tú sigues siendo el mejor.

- Pero creía que lo habías dejado, que yo te daba lo suficiente. Puedo hacerlo, déjame intentarlo, no necesitarás a ningún otro.

- Eso no es posible, cielo, lo sabes. Y tampoco sería correcto.

- Ya, pero... ¿con él? ¿Por qué él?

- Él siempre ocupará un lugar en mi corazón, no puedes oponerte a eso.

- Joder, mamá, no quiero. Quiero que le dejes.

- Pero, cariño, no puedes pedirme eso... es tu padre.