Bajé las escaleras y allí estaba ella, sentada en el suelo, sobre sus talones, con una expresión entre tranquila y ausente, detrás de la mesa baja donde tantas veces habíamos comido. Frente a ella un sobre lacrado que en seguida me tendió, tan pronto advirtió mi presencia. Supe por el sello, aunque ninguna falta hacía, que era una carta de su marido, cuyo destinatario no era ella. "No me atrevo a leerla", dijo.
Llegué a su aldea hace mucho, proveniente de ninguna parte. No es que vagara sin rumbo, es que mi destino era otro; uno al que, supe, no podría llegar sin antes conseguir un camello. Me hallaron deshidratado y rebozado en arena, tal vez a punto de ser devorado por alguna bestia salvaje. Lo primero que conocí del pueblo, última frontera antes del desierto y, por tanto, parada obligatoria de comerciantes y aventureros que, como yo, desearan alcanzar la ciudad del otro lado, fue la casa en la que ahora me hallaba, la que sería, a fin de cuentas, mi morada durante los meses siguientes. Me dijeron que me daban por muerto, que me trajeron para procurarme un funeral que finalmente no necesité. Cora, se llamaba ella, y Lance él.
Me ofrecieron su hospitalidad, y yo no tuve más remedio que aceptarla. No tenía otro sitio adonde ir, y en el pueblo todos eran demasiado amables. Conseguí un trabajo como alfarero, excelentes ánforas hacía, pero nunca aceptaron una parte de lo que ganaba como pago por mi manutención. Me convertí en un primo lejano que vivía con ellos, aunque nunca llegamos a intimar del todo. Pasaba todo el día fuera, Lance también, y nos juntábamos de noche para cenar y comentar cómo había ido. Cora, como todas las mujeres, se ocupaba de la casa y de vez en cuando tejía alguna prenda para su marido. Ella se retiraba primero, cansada, tal vez Lance y yo compartíamos un aguardiente de loto. Era un gran hombre, acaso algo taciturno cuando lo conocí, pero al poco tiempo se animó, más o menos cuando Cora le comunicó que estaba encinta.
Al principio no pareció muy contento, o bien yo no supe interpretar su reacción. Luego sí, pasaron los días y era otra persona, trabajaba como el que más. Pensé que, ahora que la familia se vería ampliada, debía ir buscándome otro sitio. Quise comprarle varias veces un par de camellos que tenía, pero siempre me daba largas. "Ya hablaremos", decía, supuse que pretendía posponer mi partida cuanto pudiera. En verdad tampoco yo estaba demasiado convencido de querer continuar mi viaje. Apenas habían transcurrido unas semanas y ya me sentía unido en parte a ese sitio.
Una noche escuché un ruido en el piso inferior. Era Lance, saliendo a hurtadillas de casa. La primera vez no le di demasiada importancia, la segunda despertó mi curiosidad, a la tercera empecé a indagar por el pueblo. Podría haberle preguntado a él directamente, pero sabía que no me lo diría, demasiado reservado. Además, ya llevaba cuatro meses allí y conocía a bastante gente. Sin embargo, algo en el pueblo no acababa de encajar del todo, un misterio parecía flotar en el ambiente, algo que se sabe pero de lo que no se habla, algo que necesitaba averiguar.
Tomé la carta y la abrí, intrigado por un contenido que imaginaba.
A mi adversario:
Me matase o no el veneno de la copa, no me restaba ya mucho camino por recorrer. Desde que supe que me quedaban apenas unos meses de vida, dediqué gran parte de mis esfuerzos a dejar todo el dinero posible a mi mujer y al hijo que nunca conoceré. Supongo que después de todo ha valido la pena, pues me consta que no pasarán dificultades económicas. De todos mis bienes, te cedo la propiedad de los dos camellos que ya no necesitaré.
No me costó mucho tiempo enterarme de que, las noches de luna llena, se organizaba un macabro juego en el que se movía muchísimo dinero. Al parecer, varias personas se daban cita en un lugar apartado y discreto para organizar una partida de vaso ruso, juego en el que dos contrincantes habían de beber, por turnos, el contenido de las copas que fueran dispuestas, una de las cuales, esto es obvio, contenía un veneno mortal. Al principio me resistí a creerlo, pero me cobré un par de favores e hice otros tantos hasta que conseguí que me invitaran a la próxima. Y así fue como, al quinto mes, fui testigo de una de estas partidas. Cuál no sería mi sorpresa al ver que Lance, a quien esperaba sorprender allí, no era apostante sino jugador. No solo eso, sino que, además, se trataba del campeón, a quien un aspirante intentaría derrocar. Lance, supe después, fue el primero en haber jugado más de tres partidas. La cuarta también la ganó.
Como comprenderás, amasé mi fortuna a costa de la felicidad que arrebaté a otros, hasta que le ha tocado a los míos vivir la otra parte de este macabro juego. No sientas pesar por mí, es parte de la historia.
La mañana siguiente llegaba una nueva remesa de comerciantes, y con ellos médicos y mensajeros. Dado que los motivos de mi viaje no son de especial relevancia en esta historia, bastará decir que recibí un correo que me conminaba a estar presente en la gran ciudad allende las arenas en un plazo máximo de un mes. Debía saldar una deuda y no tenía medio humano de hacerlo, a menos que apostara todo cuanto tenía en el vaso ruso la próxima luna llena, y partiera con la siguiente caravana.
No, ni siquiera así. Necesitaría apostar al menos el triple del dinero que tenía, o bien encontrar una forma todavía más rápida de ganar dinero. Y solo había una.
Si estás leyendo esto significará en definitiva que habré alcanzado la inmortalidad; pero, ¿qué significa la vida eterna? Me sentía más vivo cuando sabía que tenía una enfermedad terminal. Ahora tú eres el campeón, invicto hasta que te mueras y tengas que escribir otra carta.
Acabé su lectura y miré a Cora. Me preguntó si pensaba quedarme al sepelio, a lo que contesté afirmativamente. "¿Qué debo hacer con la carta?", me dijo. "No te preocupes ahora por eso, yo me encargo de todo", contesté.
Vendí los camellos esa misma tarde. Después de todo, tampoco yo iba a necesitarlos.
Un clásico vapuleado, el salmorejo
Hace 2 semanas
9 comentarios:
Por que algunos hombres se empeñan en ser los "salvadores" de sus familias? "A mi familia que no le falte de nada". A lo mejor su familia preferirian tenerlo con ellos y no su "fortuna"...Bss.
Creo que sé de dónde salió la inspiración de esto.
Me ha gustado mucho, X. Espero que este tipo de relatos aparezcan con frecuencia (aunque no olvidemos a Lola).
Enhorabuena por este relato y por tu premio ;)
Está genial!
Bss
Es difícil en un relato tan breve enlazar tres perspectivas temporales distintas y creo que lo has hecho acertadamente, con el recurso de la epístola y el cambio a cursiva.
Lo siento, pero soy muy torpe y no entiendo por qué dice Lance lo de que "ha conseguido la inmortalidad".
Muy bien escrito, aunque hay expresiones como "allende" no me convencen y "sepelio" en este contexto tampoco.
Cuestión de gustos,...
Jugar con fuego aquí fue jugar con su vida y con la de los suyos.
Interesante forma de darle vida.
Este también es de los que más me ha gustado...
Este relato hay q estudiarlo, meditar y sacar conclusiones, y ha estas horas jomio no estoy pa muchos trotes.... Pero q conste, q escribes muy bien.
Un beso muchachito y buenas noches.
PD: no me ha llevado el aire, pero poco ha faltado, mañana me hormigono los bolsillos :P
Me ha gustado mucho y hace poco estube leyendo sobre "un tema" parecido.
Cora se hará doblemente rica xD
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