Glaucón: Ey Omar, ¿has visto la que se ha armado con lo de Willy Toledo?
Omar: ¿Qué es lo de Willy Toledo?
G: Joder tío, las declaraciones que hizo en la tele sobre Orlando Zapata.
O: ¿Ese no es el cubano que estaba en huelga de hambre o no sé qué?
G: Tú lo has dicho, estaba, porque palmó el 23-F.
O: Ah pues no me había enterado... Mira, ahí viene Lola.
Lola: ¿Qué pasa chicos? Ya tenéis cara de estar hablando de política para variar.
G: Jajaja. Le preguntaba a Omar por lo de Willy Toledo.
Lola: Buah qué movida. ¿Sabéis que ha escrito un artículo para explicarse mejor?
O: ¿Sí? ¿Dónde?
Lola: Pues en el Público.
G: Eso es lo que yo llamo un periódico de centro.
Lola: Jajaja.
O: Eh pero contadme el asunto ¿no?
G: Resulta que al final Orlando Zapata murió por la huelga de hambre, y Willy Toledo dijo que la mayoría de los presos en Cuba a los que se considera disidentes en realidad son terroristas, y que Zapata no era más que un delincuente común que había sido manipulado.
O: ¿Pero a la activista esta saharaui no la fue a ver y se implicó con el tema y todo?
Lola: Claro, ahí está el tema. Si es que es muy fácil, Cuba es comunista; Willy Toledo, así como muchos otros actores españoles, también. Si este asunto salpica a Cuba, él defiende la dictadura ninguneando a Zapata. Del mismo modo que los mismos medios que tapaban y quitaban importancia a lo de Aminatou Haidar ahora se escandalizan. Qué fácil es tener opinión en este país. Cuba malo, entonces Zapata bueno. Cuba bueno, entonces Zapata malo.
O: Ya, como siempre, todo depende del cristal por el que se mire, por no decir de la línea editorial. Y este Zapata, ¿era un disidente o no?
Lola: Bueno, es difícil de decir. Es el problema de las dictaduras, la información que llega es poca y mala, y el contraste lo dan asociaciones y partidos que se oponen a la dictadura por lo que tienen la misma nula fiabilidad. ¿Era un delincuente? Estaba acusado de muchos y muy diferentes delitos, es cierto. ¿Era un disidente? Sin duda se oponía al régimen castrista, pero ¿qué es ser un disidente? ¿Lo soy yo también si no comparto la política del gobierno actual? Cualquiera puede ser un disidente, eso ni te inculpa ni te exime de nada, no tiene nada que ver.
G: Así está el tema. Bueno, ¿y qué ha dicho en Público?
Lola: Nada, lo típico, ahora ha ensalzado su sacrificio y matiza que nunca emplearía las palabras "delincuente común" como algo despectivo.
O: Entonces al final lo ha medio arreglado...
Lola: No te creas, sus detractores, que habría que preguntarse si lo son de lo que han dicho o de sus ideas políticas, lo tachan de miserable, incoherente...
G: Sí vamos, ahora ya va a ser enemigo público número uno.
Lola: Lo que me pregunto es si todos los escandalizados por la muerte de Orlando Zapata son los mismos que querían que el gobierno de España dejara morir a de Juana Chaos. Y al contrario, si aquellos como Willy Toledo, a los que ahora la muerte de Zapata ha dejado en la indiferencia, no serán los mismos que hace unos años movieron cielo y tierra para salvar la vida del terrorista.
O: Eso va a ser lo del cristal con que se mira, una vez más...
************************************************************
Estoy de acuerdo con S. en que dentro de tres días nadie se acordará de todo esto, pero echaba de menos a Lola y cía. y en verdad había pasado demasiado tiempo desde que se comentaban por aquí cosas de esas llamadas "de actualidad", y me pareció un buen momento. Naturalmente no comulgo con lo expuesto por Willy Toledo, pero tampoco veo justo que se carguen las tintas contra él. El problema de la política en este país es que se trata como si fueran equipos de fútbol. La gente ya no vota a tal o cual partido, sino que es de tal o cual partido, y lo es en muchos casos pese a todo y para siempre. Despreciar la importancia de Zapata solo porque seas comunista y su muerte se haya dado en un país comunista es infantil, pues es obvio que el discurso de Toledo habría sido radicalmente diferente de haberse tratado de un muerto por huelga de hambre en un país un poco más al norte como USA. Pero asimismo me parece inadmisible que, solo por echar más leña al fuego (o por anticomunismo), haya a quien se le llene la boca con los derechos y las libertades cuando con el caso de Juana Chaos se puso el grito en el cielo porque el gobierno de España cumplió con su deber de salvar la vida de un preso responsabilidad del estado. En mi opinión, este asunto requería una simple y firme condena del hecho en sí, y a otra cosa. Ni ningunear su importancia, por un extremo, ni ir de paladín de las libertades, por el otro. Pero la política aquí es fútbol y un día te encuentras defendiendo lo que dos o tres años atrás atacabas, y viceversa. No mejoramos.
7/3/10
Disido
Estación
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4/9/09
Popular
Una todavía calurosa mañana de septiembre, en una sala gélidamente acondicionada, como suele acabar sucediendo en los edificios públicos, hacían como que estudiaban, entre otros muchos, cuatro jóvenes universitarios. Con la zozobra que da saber que después de los temibles exámenes no queda el verano, sino un nuevo curso, los tiempos de almuerzo, cigarro, lavabo y café ocupaban más espacio que los de estudio propiamente dicho. En uno de estos breaks se hallaban cuando alguien sacó un tema de rabiosa actualidad, que se dice.
Omar: Os habréis enterado de que a los de Marta del Castillo los va a juzgar un jurado popular.
Sonia: Ah pues no, para variar no sabía nada.
Glaucón: Pues me he enterado hasta yo, y eso que me paso el día aquí metido.
Lola: Ya será menos. Yo me he enterado esta mañana, por cierto.
O: Pues sí, es lo que hay.
S: Y, ¿a cuántos se juzga al final?
G: Creo que a cinco, pero al que era menor de edad lo juzgan aparte.
S: ¿Y los otros cuatro?
O: Pues son el novio, el hermano, su novia y el Samuel ese que salió en la tele.
S: Pero, ¿se sabe lo que hicieron? O sea, además del novio.
Lola: Qué va. Yo creo que los juzgan a todos de golpe a ver qué pueden cargarle a cada uno.
G: Eso es lo que quiere el pueblo, ¿no?
Lola: Lo cierto es que esto alcanza tintes de telefilme, tiene todos los clichés del género. ¿Cuánto tardará Antena 3 en hacer la película?
S: Nunca he entendido los jurados populares. ¿Cómo se puede dejar la justicia de una persona en manos de un grupo de... a saber.
Lola: Se supone que hacen una selección y todo eso. Por demás, precisamente en que sea algo al azar consiste la idea. Es darle el poder al pueblo, como la democracia.
O: Lo malo es que el pueblo ya haya emitido su juicio incluso antes de empezar. ¿Qué justicia les espera? Pueden darse por condenados ya.
Lola: Claro, el problema es que un jurado popular, casi por definición no puede ser imparcial. La noticia está en la calle, los medios se cargan este sistema. Si pusieran a mi madre en un jurado popular para juzgar a un etarra...
G: A la tuya y a la de todos. Sería la deliberación más rápida de la historia.
Lola: Pues no creo que esta le vaya a ir a la zaga.
S: Bueno, habrá que confiar en la imparcialidad de los elegidos.
O: ¿Y si no?
S: Si el plan A no funciona, hazte chuletas. Es lo que hago yo.
G: Anda, tira.
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25/3/09
Alta infidelidad
Sonia y Lola salieron de la facultad, y vieron en un banco a Omar y Glaucón. El primero parecía indignado.
Sonia: Omar, pareces indignado.
Omar: Estoy indignado.
Lola: ¿Qué ocurre?
Glaucón: Ve demasiada televisión.
O: ¿Preferirías no saberlo?
G: Al menos no te habrías cogido el berrinche.
S: ¿¡No saber qué!? ¡Va!
O: Según parece, uno de cada dos niños que nace hoy en día en Valencia no es de su padre.
S: ¿Y de quién es?
O: Pues del butanero, ya sabes.
Lola: A ver, a ver, ¿cómo está eso?
G: Nada, sacaron una estadística, y salió que la mitad de los niños no eran hijos del que se suponía que era su padre.
O: Dicho de otro modo, que las valencianas sois unas zorras.
Lola: Toda generalización es mala, ¿no viste ese capítulo de Barrio Sésamo?
O: Pues no, estaría contribuyendo a que alguna le pusiera los cuernos a su novio.
S: Déjalo Lola, si total tú no eres valenciana. Lo dirá por mí jiji.
O: La estadística decía que en España es el veinticinco por ciento, que ya me parece un montón, pero en Valencia se dobla. Yo, la verdad no lo entiendo.
Lola: Pero Omar, si no tienes novia tío, a ti no te está engañando nadie.
G: No, Lola, si engañan a uno nos engañan a todos. ¡Hay que estar unidos!
S: Ooooh qué bonito Glau. Cómo os ponéis por una tontería como el ADN.
O: Claro, como tú no has sido fiel a ninguno de tus novios, y mira que has tenido.
S: Ay, es que a cualquier cosa la llaman novio hoy en día.
O: Pero si yo entiendo que es algo que puede pasar, no está bien, pero lo entiendo. Lo que no me parece ni medio normal es que una de cada dos madres le haya puesto los tochos a su pareja, y encima tengan al niño como si nada. Porque, piensa, si el cincuenta por ciento es el de niños nacidos, imagínate si contamos todos los polvos que no culminan en cigoto. Casi parece que la infidelidad ascienda al cien y que solo la mitad tengan el infortunio de quedar preñadas.
S: No te ralles Omar, Lola y yo confirmamos la estadística del cincuenta por ciento jajaja.
O: Pero es que hay que ser muy hija de puta para follarse a otro, quedar preñada y seguir con el bombo diciéndole al novio eso de "estamos embarazados". Todo esto me sobrepasa, una cosa es que te sean infiel y otra que no solo no haya arrepentimiento sino que además haya ensañamiento. Es lo que se dice cornudo y apaleao.
Lola: Míralo por el lado positivo; si es uno de cada dos, es muy probable que quien no es el verdadero padre de su hijo, sea el verdadero padre del hijo de otro.
S: Claro, todo queda en familia jajaja.
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29/12/08
Al César lo que es del César
También en Valencia tenemos Plaza de Colón y en Navidad se llena sea domingo o lunes. Esa mañana, temprano, habían quedado para comprar los típicos regalos tres jóvenes, al igual que otros tres mil, llamados Omar, Glaucón y Lola. El primero, como siempre, era el último en llegar.
Lola: ¡Joder qué frío! Espero que Omar no se retrase más de lo habitual.
Glaucón: Míralo, por ahí viene. Y a cuerpo.
Lola: Omar tío, ¿no tienes frío?
Omar: Qué va, yo nunca, además con lo de ayer ya voy calentito lo que queda de año.
G: ¿Lo de ayer?
Lola: ¿Qué es lo de ayer?
O: Coño lo de las familias eso de Madrid.
Lola: Ah, joder, tenía la esperanza de que hubiera sido una inocentada.
O: Pues no, se hizo, aunque bueno no fue ni el tato.
G: Qué dices pero si he visto fotos y estaba petao.
O: No no, hazme caso que acabo de leer los periódicos digitales.
G: Pues me ha parecido leer en el quiosco que había ido un millón, no sé si en El Mundo o La Razón.
O: La misma mierda son.
Lola: ¿Un millón? ¿Quién lo dice?
G: Según fuentes de la organización, que se dice.
Lola: Pero si no caben tantos ahí.
O: Jajajajaja, ya ves, antes de pegarse la inventada podrían cerciorarse de que fuera verosímil.
G: Ya decía yo.
O: El País ni siquiera le ha dado mayor importancia, pero el Público calcula unas cien mil, aunque claro, fíate tú de estos.
Lola: Es una pasada esto de que según la fuente y su ideología se den cifras tan... escandalosamente distintas. Bueno, ¿y qué ha dicho el amigo Rouco esta vez? El año pasado estaba en Italia y me enteré más.
O: Sí, es que no sé si ha sido más comedido o es que ya nadie le toma en serio.
Lola: O que efectivamente ha sido un fracaso de asistencia.
O: Bueno es igual, más de lo de siempre, que si viva la familia (la única que ellos conciben) que si fuera el aborto, y hasta en lo de Educación para la Ciudadanía se ha metido.
Lola: ¿En eso también?
O: También, claro, es lo suyo, meterse en todo, siempre en contra del gobierno.
Lola: Siempre no, solo desde que es socialista.
O: Hombre Lola, no querrás que los curas sean de izquierdas.
Lola: Me conformaría con que no parecieran asalariados de cierto partido de la oposición.
G: Eh pues yo conozco a un cura rojillo.
O: Pues no llegará a ninguna parte, ya te lo digo yo.
Lola: ¿Y este pesao no desafió al Zetapé porque se metía en asuntos eclesiásticos? Porque desde que es conocido él se inmiscuye continuamente en asuntos políticos.
G: De hecho, es por ello que es conocido.
Lola: Bueno espabilad que se nos va la mañana. Creo que voy a comprarle un tanga a mi prima. ¿Qué diría de eso Rouco?
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12/12/08
¿Qué crisis?
Glaucón: Dicen que en Estados Unidos están cargándose a menos gente.
Omar: ¿Y eso?
G: El gobierno. Que ya no dicta tanta sentencia de muerte, por la crisis.
Lola: Hay que ver, ya no pueden ni matar en paz.
G: He oído que un estado incluso se ha negado a firmar ninguna otra si no les dan más fondos para los abogados de oficio de los acusados.
O: Jaja, qué cabrones, eso es lo primero que recortan, ¿no?
Lola: Es que matar es muy caro.
O: Pues en China les sale muy barato, les pegan un tiro o les cuelgan y au.
Lola: Con razón allí no ha llegado la crisis...
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21/11/08
No hay paraíso
En una conocida avenida valenciana se encuentran tres jóvenes en un banco. Uno, moreno de pelo largo, está liando un canuto. A su lado una chica rubia y delgada y, en frente, un enclenque con gafas y cara de bueno.
Omar: Si esto ya lo veía yo venir, tanto dar por culo al final se han rajado.
Sonia: Qué asco de sociedad hipócrita. ¿Cuántas de las que se han quejado se harían un retoquito si pudieran? ¿O si les tocara la papeleta?
Omar: Nada Sonia, tendrás que seguir ahorrando para que te den con el bisturí.
Sonia: ¿Yo? ¡Pero si yo ya estoy buenísima! Yo iba a ir a Pachá de todas formas para ver el ambiente que había.
Glaucón: Yo también quería ir, seguro que tocábamos a más de cinco tías por cabeza.
Omar: Ya, pero así igual muchas ya no van.
Sonia: Eeeeh tíos ¿qué pasa? Vamos igual, que vosotros no habéis ido nunca y eso es pa verlo. Mirad, ahí viene Lola.
Lola: Ey.
Sonia: Lola, qué fuerte, te habrás enterado que al final no sortean las lolas jajaja.
Lola: Siiiiií creo que eres la quinta que me hace el chiste hoy jaja.
Sonia: Pero a Pachá vamos igual, tía, ¿o qué?
Lola: Si por mí yo iría, pero es que para esa fecha aún no habré cumplido los dieciocho... joder qué triste.
Omar: Más triste es de robar.
Sonia: Ay es verdad que eres de final final... bueno yo creo que te dejan pasar igual, si total.
Glaucón: Eh pero pagar veinte euros por na es tontería.
Lola: Si lo dices por el número de tías yo no me preocuparía demasiado, a fin de cuentas el marketing ya lo han hecho y va a estar a reventar.
Sonia: Y eso sin sorteo, igual el dueño lo tenía pensado desde el principio.
Omar: Seguro, esta peña es más lista que el hambre.
Lola: Naah yo creo que si les dejasen darían las tetas, porque total cuatro mil y pico euros no creo que les suponga gran cosa. Ahora, los medios han ayudado a que el negocio les salga redondo.
Sonia: He estado hablando con Almu esta mañana y las pijas van a ir todas.
Lola: ¿No se puso ya labios este verano?
Sonia: Sí, pero va a cotillear el zorrerío, como yo, jajajaja.
Lola: Bueno conseguidme un carnet falso y vamos.
Omar: Oye Lola y si se hubiera hecho el sorteo y te tocase, ¿qué harías?
Lola: Venderlo por dos mil, pero no creo que colase.
Omar: Jajaja, ¿no te operarías?
Lola: Mmmmm, ¿insinúas que hay algo de lo que deba operarme? Jaja, yo estoy bien así.
Sonia: Di que sí Lola que estamos buenísimas.
Glaucón: Entonces, ¿estáis en contra?
Lola: Yo estoy en contra de hacérmela yo, ahora que cada uno haga con su cuerpo y su dinero lo que le dé la gana.
Omar: Pues lo que yo digo. ¿Qué diferencia hay entre que te regalen un viaje a unas tetas?
Sonia: Lo segundo lo disfrutas más seguro.
Omar: Aparte de eso... sigue siendo un regalo condicionado, dinero que no es dinero porque está destinado exclusivamente a algo. En los viajes ni siquiera te dejan elegir destino, así que todavía es peor. Seguro que hay gente que disfruta más de seis mil euros que de una vuelta al mundo chapucera. Pero los regalos van así.
Lola: Pues sí. Este tema ha avivado una polémica innecesaria. Creo que la gente no está tan en contra de que lo regalaran como del hecho de que sea una práctica habitual. Lo que les molesta es que sea tan de dominio público y al alcance de la mano, y que haya tanta gente dispuesta a dar el paso.
Sonia: Pero eso es así desde hace mucho tiempo ya.
Lola: Ya, por eso no lo acabo de entender. El espíritu es el mismo, con sorteo o con talonario. Que muchas chicas se operan para encontrarse y que las encuentren más atractivas es una realidad. Los palos que se está llevando Pachá están mal dirigidos.
Glaucón: Ya pero, ¿a quién le echamos la culpa?
Lola: A la sociedad, como siempre. Probablemente esta vez acertemos.
Omar: La culpa es de las madres.
Sonia: ¡Que las visten como putas!
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24/10/08
Sci/Fi
Glaucón: Oye, ¿y lo del niño medicamento?
Lola: Ese es otro tema...
Glaucón: Bueno pero, ¿qué te parece?
Lola: Me parece... perverso.
Glaucón: ¿¡Perverso!?
Lola: Sí, no me malinterpretéis, no es que me parezca mal, al contrario, es genial que salvar una vida sea tan fácil, y pasar de bancos de médula, de compatibilidades y todo ese rollo. Pero, no sé, ¿no os parece un poco extraño?
Omar: A mí cada avance médico me lo parece, aunque ya he dejado de sorprenderme, supongo que al final podrá hacerse todo.
Lola: Lo que más me extraña es que la oposición a este hecho se centre en que en el proceso se desechan un puñado de embriones no válidos para el fin que se persigue. Vamos, como con lo del aborto en general, lo malo es matar al minihumano.
Glaucón: Y, ¿a qué otra cosa podrían oponerse?
Lola: No sé, simplemente se me hace raro pensar en que la razón de ser de una persona pueda ser salvar a otra. Es un poco como en La Isla, la de la Johansson, ¿os acordáis? Aunque menos exagerado, claro.
Sonia: ¿Esa es la que fuimos a ver aquel día que llovía mazo?
Lola: Qué va tía, si creo que era verano.
Glaucón: Sí, sí, que tenían el aire acondicionado a tope.
Sonia: Ah, creo que me dormí.
Lola: Bueno, pues como en La Isla.
Omar: Bueno Lola pero en este caso no muere nadie, celulitas aparte, claro.
Lola: Claro, esa es la parte buena, por eso no me parece mal, pero me sigue resultando de lo más atípico, y me extraña que nadie de entre los habituales anti-ciencia lo haya visto como una aberración. Claro que es maravilloso poder salvar a tu hermano solo por nacer, no digo que no, pero es subir un escalón en la aceptación de que los hijos se tienen por motivos egoístas. Ya no es "voy a tener un hijo", no, es "voy a tener un hijo con el que salvar a mi hijo", esto es, estrictamente para ello.
Glaucón: ¿Crees que el niño puede acusarlo en el futuro?
Lola: No, no creo, desde un punto de vista social no puede ser peor que ser adoptado o tener dos padres o dos madres, y poco a poco todo se va aceptando. No temo por ese lado, ni por ninguno en realidad, simplemente me parece un paso moral más importante de lo que parece. Estamos hablando de que si su hermano no estuviera enfermo es probable que ese niño nunca naciera. Es la cosificación definitiva del género humano. Al final Morfeo tendrá razón.
Sonia: En esa también me dormí.
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20/10/08
Save our souls
En otoño de 2008 el aborto aún no era del todo legal en España, y con ese "del todo" me refiero efectivamente a que había que cumplir unos requisitos determinados, al menos más que en otros países, para poder llevar a cabo la extracción de esa entidad que mide bastante menos que una lenteja. Fue en aquella época, con Lola y sus amigos acabados de entrar en la universidad, cuando un barco bajo bandera holandesa atracó en Valencia, y nunca mejor dicho, y se ofreció a llevar a españolas preñadas unas millas mar adentro, arribar a aguas internacionales y practicarles un aborto.
Sonia: Yo, porque soy muy responsable, que si no, habría sido la primera.
Omar: Me sorprende que nunca te hayan hecho un bombo.
Sonia: ¡Oye!
Lola: A mí francamente me da igual, pero si esto da más autonomía a la mujer, que es la que tiene que decidir, bienvenido sea. Lo malo es que el barco mañana se irá, y chicas embarazadas contra su voluntad seguirá habiendo. Y trabas por las que no puedan ponerle remedio también.
Glaucón: Bueno pero se supone que esto no deja de ser publicidad, ¿no? Es lo que han venido a conseguir.
Omar: Sí, chaval, lo triste es que a las mujeres que han subido igual les han solucionado la papeleta, pero para la organización no eran más que anuncios.
Lola: Quién sabe, igual dentro de cinco años tenemos mucho que agradecerle al barquito abortista.
Omar: Yo seguro que no, jojojo.
Sonia: ¡Pues como preñes a tu novia ya veremos si te ríes tanto!
Omar: ¡Quita, quita! ¡Qué dices de novia!
Glaucón: Puede que solo haya servido para enrabietar a algún que otro provida ultraconservador, que ha visto cómo le daban en las narices sin poder hacer nada por evitarlo.
Omar: Pues mira, ya es algo.
Sonia: Pero esos, ¿qué coño quieren?
Lola: ¡Evitar el infanticidio!
Sonia: Jajajajaja. ¿Pero qué infanticidio ni qué niño muerto?
Lola: Joder, tía, ahí le has dao.
Omar: Eso decían el otro día en La Noria.
Glaucón: ¿Qué decían?
Omar: No sé, el catalufo ese rojeras, parecía indignado porque Apeles hablaba de "matar al niño" o algo así.
Lola: ¿Quién es Apeles?
Sonia: Tía, tú te perdiste su momento de gloria, hace mucho ya. Es un cura, o eso dice.
Lola: Entonces normal que utilice esa expresión. Además, a manipular el lenguaje nadie gana a los del otro equipo. ¿Sabes lo que es un preembrión?
Sonia: ¿Lo que va antes de un embrión? Jajaja.
Lola: Eso mismo. Inventada del copón para poder cargárselo sin considerarlo embrión y, por tanto, ser vivo. Igual que "interrupción voluntaria del embarazo", pa no decir aborto.
Sonia: Pero tía, no jodas que estás en contra.
Lola: Estoy en contra de la hipocresía lingüística.
Omar: Ala, venga, flípate más.
Lola: Que no, que es cierto. Me toca las narices esta afición interesada por eufemizarlo todo, nada más. Si se aborta, se aborta, me parece estupendo, pero que no busquen disfrazarlo de otra cosa que no es.
Glaucón: ¿Entonces tú crees que en el momento que se unen los gametos ya existe un niño?
Lola: Eso es la fecundación, ¿no? Yo es que soy de letras, ya sabes.
Omar: Pues si te llega a oír el Sopena te pone a caldo, como a Apeles. "¿Qué forma de hablar es esa?", le gritaba, indignado, cada vez que el curita decía lo de matar a un niño.
Lola: Pues qué valientes entonces. Solo faltaba que nos dejáramos imponer hasta el nombre que le damos a las cosas. Yo no veo la necesidad de tapar nada. Llámalo como quieras: niño, vida, ser humano, ente... la realidad es la misma. Si abortar ya sabemos lo que es, ni preembriones ni nada, las cosas por su nombre. Pues sí, es mi hijo y me lo cargo, ¿qué pasa?
Sonia: Con un par.
Glaucón: Oye, ¿y lo del niño medicamento?
Lola: Ese es otro tema...
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21/8/08
Vacaciones
"Pero comprendió que todos esos miedos eran pura fantasía, ya que siempre los sentía en presencia de un hecho indiscutible, el miedo a la muerte, con su crudo e inmisericorde sentido común. Se sentía como el hombre que ha soñado durante toda la noche que caía por un precipicio y que se despierta la mañana en que lo van a ahorcar."
Lola: Al final Zapatero ha salido de Doñana, como algunos querían.
Omar: Felicidades, supongo.
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17/6/08
Libertad
No os he contado nada de Lola últimamente y es que por estas fechas de 2008 estaba en plena Selectividad. Justo coincidió su entrada en este rito iniciático moderno con el debut de España en la Eurocopa, precisamente en el país de su familia paterna. Recuerdo que a mí me pasó exactamente lo mismo con el Mundial, claro que a Lola, a diferencia de, por ejemplo, Glaucón u Omar, esto le importaba un pimiento.
La Selectividad, bien. Casi todos aprobaron 2º (eran la clase aplicada) y acudieron confiados a la cita, con los nervios habituales pero con la tranquilidad que da el trabajo bien hecho. No adelantaré los resultados porque en estos momentos ni ella misma los sabía aún. Se encontraban, pues, en esos breves días de espera a saber sus notas y si, con ellas, podrían acceder a aquello que querían estudiar o no. Así que ahora imaginémosla, a ella y a sus dos mejores amigos, en sendas toallas cara al Mediterráneo.
Glaucón: ¿Crees que el honor de Gallardón vale seis millones de pesetas?
Lola: En todo caso, ese es el precio de los insultos de Federico, no el de su honor. Claro que él dice que por ese dinero volvería a defender a las víctimas del terrorismo.
Omar: Por ese dinero yo me dejo que me llamen lo que sea, no te jode.
Glaucón: ¿Y las víctimas del terrorismo pagarían seis millones por defenderse a sí mismas?
Lola: La pregunta es, ¿aceptará la AVT esos seis millones de pesetas que Gallardón amenaza con endosarles? Para ellos tiene que ser dinero sucio, como poco.
Omar: Si tuvieran moral no lo aceptarían.
Lola: Y no lo harán, pero por corporativismo, no por moral.
Glaucón: Entonces, ¿se supone que están de acuerdo con una "defensa" como la de Jiménez Losantos? No creo que para defender a nadie haga falta atacar y atentar contra el honor de un alcalde. Y mentir.
Omar: Ha puesto a Gallardón en el otro bando. Atacarle a él es defender a los suyos.
Lola: Para él siempre hay dos bandos: el suyo y el de los malos. Nunca he visto en política pensamiento tan elemental.
Glaucón: Ya, pero se supone que él es periodista, no político.
Lola: Bueno, supongo que no podemos culparle por radicalizar el comportamiento general de los periodistas políticos. Todos hacen lo mismo, solo que con más clase y menos encono.
Omar: Para encono el de Libertad Digital. ¿Habéis entrado? Están que trinan.
Glaucón: ¿Lees eso?
Omar: Claro, todas las mañanas, para ponerme de mala hostia. Luego me fumo un porrito.
Lola: Joder, ya son ganas. Yo también lo leo, pero solo cuando hay movida.
Omar: Pues siempre. Ahora lo llaman "juicio contra la libertad de expresión". Cuando aquí a quien se juzga es al notas ese.
Lola: No es nuevo, de hecho es su argumento más repetido. Como liberales, siempre tienen la libertad de prensa y de expresión en la boca. Cuando no están insultando, que es casi siempre, tratan de infectar a la sociedad con su alarmismo victimista. Ya pasó algo parecido con la polémica por los consejos audiovisuales, que pretendían cortar las alas a más de un mentiroso. Lo que me pareció inaudito es que protestasen con tanta convicción, sabiendo que obrando así se destapaban, que era como decir claramente que lo que ellos querían era seguir mintiendo, difamando y crispando, y que a ellos que no los registraran. En nombre de la libertad de expresión se han dicho y hecho ya casi tantas barbaridades como en nombre de la religión.
Omar: Y al final les han callado la boca.
Glaucón: Nadie les callaría la boca si la usaran para algo más que para insultar. No entiendo cómo gente como este tipo pueden seguir haciendo lo que les dé la gana.
Lola: Pues si te oyeran… además, Gabilondo también se pega su discursito rojeras todos los días y nadie (además de ellos) dice nada. Este tipo de periodismo es así, se basa más en opinar que en informar. Por eso existen las columnas de opinión y los editoriales en los periódicos.
Omar: ¿Y a la gente le importa? Porque a mí, la verdad, no.
Lola: La gente lo lee porque se publica, y creen que si se publica es por algo. Como cuando te dicen "lo han dicho en la tele" como todo argumento. Pues piensan igual, si este hombre tiene un programa, si esta tía tiene una columna, será que lo que tiene que decir es relevante, o que sabe más que yo. Es el principio de superioridad según el cual las opiniones son más importantes cuanta más gente las lea o escuche. Hay quien tiene la suerte de escribir en un periódico. Otros se hacen un blog.
Glaucón: Y otros, filósofos.
Lola: Me voy al agua.
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21/5/08
Alta inquina
Clase de Filosofía, un coñazo. Eran las diez y cuarto de la mañana y había hambre. Omar revisa su almuerzo: bocata de jamón y queso. Se le hace la boca agua, en breve estaría en su estómago. Pedro, compañero ocasional de mesa, comparte su pensamiento. Le entraría genial un pantumaca en ese preciso instante. La conversación evoluciona y surge el melón con jamón, bocado milenario y sin embargo impensable décadas atrás, como las pizzas hawaianas o el arroz con calabaza. En la mesa de atrás, Lola y Sonia se suman al intercambio de impresiones gastronómicas. La actualidad manda y alguien menciona el nombre de Santi Santamaría, reconocido restaurador catalán que acaba de situar en la picota a la cocina de vanguardia.
Omar: Ese tío es un capullo. Escribe todos los domingos en el Magazine y siempre me ha caído gordo.
Pedro: Pero tiene razón en lo que dice. En la alta cocina hay mucho flipao y hoy en día ya no sabes ni lo que estás comiendo.
Sonia: Eso si lo estás comiendo, porque yo no me lo puedo permitir.
Omar: Y además el restaurante del tipo este tiene tres estrellas Michelín. No creo que sea precisamente barato él tampoco.
Pedro: No, barato no, pero apuesta por productos nacionales y hace una cocina transparente. Igual no estás acostumbrado a algunos productos, pero la manera de cocinar es la misma de siempre. Tú hazme caso que yo de esto entiendo, porque mi padre...
Sonia: Pero, ¿qué más da? Al final la gente que va a su restaurante es la misma que va a los de los otros. Para mí son todos iguales.
Lola: Igual no, y es por eso que ha rajado. Quién sabe si el quedarse anclado en la cocina aparentemente tradicional no le ha pasado ya factura. Las estrellas están muy bien pero al final es todo por la pasta.
Omar: De todos modos no sé de qué habla. He visto recetas suyas que tampoco se comería él mismo, como paté de hígado de oca con ostras. Lo hacían con una prensa rarísima... ¿quién tiene eso en su casa? No creo que sea muy diferente de lo que critica.
Lola: Ah, todos nos creemos diferentes. Y para bien, que es lo peor. Seguro que está orgulloso de no hacer gelatinas de humus ni espuma de remolacha pero mira por encima del hombro a los que no saben qué es una quenelle. Al final todo se reduce a eso, a considerarse el centro de virtud de un campo determinado. Los que están por encima son frívolos agasajadores del snob culinario y los que están por debajo no cocinan tan bien como él. Está bien criticar la cocina de diseño desde dentro, pero cuando uno se autoexcluye positivamente abandona la autocrítica para centrarse en la crítica sin más, la crítica a lo ajeno. Puede que su intención fuera buena pero lo único que consigue es que pensemos que, o bien se siente incapaz de competir con sus iguales y opta por la salida fácil de una cocina diferente amparada en lo tradicional, o bien busca notoriedad para vender más libros y captar más clientela. O sea, el todo por la pasta de nuevo. Ninguna de las dos opciones es atractiva.
Pedro: Entonces, diga lo que diga le dan el palo.
Lola: Es que no veo más opciones. Si criticas tu propio sector erigiéndote como estandarte salvador estás elevando tu ego a la categoría de imbécil profundo. De todos modos no es que sea el malo de la película: los otros son exactamente iguales, de ahí que hayan cogido una rabieta y estén intentando hacerle el vacío. La alta cocina en España siempre ha sido un monopolio manejado por cuatro amigotes en el que cada nota discordante debe ser acallada. Lo triste de todo esto es que, estén más o menos de acuerdo, van a seguir repartiéndose todo el pastel. Y nosotros con nuestros bocatas.
Sonia: ¡Eso joder, que hay hambre!
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23/4/08
Día del Libro
Vale que, fuera de Catalunya, nunca nadie hiciera demasiado caso a eso del libro y la rosa pero, aún así, le extrañaba mucho a Lola que la moda de comprar libros en el Día del Libro, fíjense ustedes qué atrevimiento, no hubiera sido todavía criticada, denostada y perseguida, como todas las demás. Será que, pensaba ella, regalarse cosas cierto día de febrero por el mero hecho de quererse es algo frívolo, que hacerlo en pleno diciembre, ¡uf! insolidario consumista pero, eh, la literatura mola. Comprar libros es guay. Eso pensaba que pensaban.
Pues no. Le costó a la masa reaccionar pero al fin lo hizo, o es que ella no se dio cuenta hasta el año 2008. Pero sí, por fin, comprar libros el 23 de abril ya está mal visto por los grandes entendidos y los que lo hacen, dicen, durante todo el año. ¿Quién se quiere ahorrar un miserable 10% cuando pueden clavarle 100€ por media docena de libros? Al lector empedernido nunca debe importarle lo que le cobren por un libro, al contrario, cuanto más pague mejor. No sabéis lo que eso infla el currículo:
- ¿Cuánto te has gastado este año en libros?
- Mil euros.
- ¿Sólo?
Y bueno, tal vez este microdiálogo no lo oyera nuestra Lola en vivo y en directo, porque ella se ha dado una vuelta por el centro de Valencia al salir de clase, a fin de procurarse algún librito, mientras que estas personas, en el Día del Libro, se quedan en casa. Leyendo, damos por hecho. ¿Cómo van a mezclarse ellos con la gentuza que únicamente compra hoy, y solo porque se siente impelida a ello? Si es que con los iletrados no se puede mezclar uno, no vaya a ser que se nos pegue algo. Hasta se creerán lectores por comprar el bestseller de turno dos euros más barato. No, mejor mañana, que las librerías ya están desiertas y tenemos a la dependienta en exclusividad como nos gusta.
Por cierto, al final Lola no ha comprado nada: no encontró lo que buscaba.
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21/4/08
Igualdad
Volvió Lola de una escapada a Salzburgo para ver a sus abuelos, breve pero lo suficientemente larga como para perderse la formación del nuevo gobierno de España y, dicho sea de paso, la última victoria de Berlusconi. En el instituto se había dicho de todo (sobre lo primero, obviamente) y pareciera que solo quedaba ella por comentar la jugada. Más ministras que ministros. Algo así en Italia era impensable, tal y como confirmó Il Cavaliere con sus ya no sorprendentes declaraciones. En España tal vez no lo era en 2008, pero treinta años atrás las mujeres no podían siquiera abrir una cuenta bancaria. Está claro que el país iba hacia adelante, al menos en lo referente a la igualdad.
La mañana que volvió Lola, el baño de chicas recuperó la noticia para comentarlo con ella. Su opinión, aunque muchas veces contraria, siempre era respetada y sobre todo buscada. Al final, tres de las pijas pudieron votar, se daba por hecho que no precisamente al PSOE, pero todas estaban muy de acuerdo con eso de que hubiera más mujeres que hombres a cargo de los diferentes ministerios. Salvo Carola, última adquisición de Las Cinco Ges y única que no era niña de papá, las ideas de las pijas solían tener tintes conservadores. Una mirada poco atenta habría esperado, pues, que se mostraran en contra de esta noticia pero, por encima de todo, las pijas eran jóvenes, y eso implica lucha, pasión y, en su caso, una alta dosis de feminismo.
Almudena: Y tías, el otro día me suelta mi madre que qué le pega eso de más mujeres que hombres. Ella, ¿sabes? O sea, no lo entiendo, con lo que ha tenido que luchar y ahí la tienes convertida en una machista.
Lorena: ¡Qué fuerte tía! Pues mi madre no, que es muy moderna para esas cosas.
Carola: ¡Qué antigua!
Blanca: Mi madre igual, a mí me dijo que por qué no, en vez de nueve y ocho, ocho y nueve, ¿sabes? Como si fuera de vida o muerte que tuviera que haber más hombres.
Lola: Fuerte es, y una tontería. Parece que le dé igual que haya nueve ministras, el problema es que sean más que los ministros, ¿no?
Blanca: Ya ves.
Núria: Mi madre lo único que no ve bien es que haya una mujer de ministra de Defensa. Y, además, preñada.
Almudena: ¿Y por qué no? Tiene el mismo derecho que cualquier hombre.
Núria: Ya, pero con eso de que en seguida se cogerá la baja, no sé, igual algo de razón tiene.
Lola: La baja la cogería en cualquier ministerio, ¿no? Creo que precisamente en Defensa es donde menos falta hace el ministro, porque las decisiones gordas siempre las acaba tomando el presidente. Deja que la mujer para tranquila.
Núria: Ya, pero ¿qué experiencia tiene esa mujer? No creo que haya hecho la mili...
Lola: Para lo que le sirvió a los anteriores... Trillo conocía la Armada de antes, y al final será recordado por Perejil, Honduras y el Yakovlev.
Lorena: ¿El qué?
Lola: Es igual. El caso es que la preparación de los ministros, en general, para el ministerio que van a dirigir, suele ser inexistente. Solo así se explica que una tía que lleva un ministerio durante cuatro años pase a llevar otro completamente diferente los cuatro siguientes. Nunca te fíes de los nombramientos a dedo.
Almudena: Además, hasta Espe se ha mostrado a favor del Zapatiestos.
Blanca: Pues yo creo que no es casualidad que haya más ministras. ZP lo tenía todo pensado, es como las fotos esas del Vogue.
Lola: Tienes razón, ha sido un gesto para la galería. Lo único que me preocupa es que, en su afán por dar la nota del talante y la igualdad, haya caído en la discriminación positiva. Creo que es el gran problema de Zapatero.
Almudena: ¿A qué te refieres?
Lola: Pues que tal vez, y nunca lo sabremos, no todas las ministras merecían haber sido nombradas. Que se han podido ver beneficiadas precisamente de ser mujeres para pasar por delante de hombres más cualificados.
Lorena: Pero, ¿no se supone que, en realidad, nadie lo está?
Lola: Eso aparte.
Carola: ¿Y en qué quedamos?
Lola: Creo que ser presidente es una mierda...
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11/2/08
4 semanas
Omar era un año mayor que el resto. A diferencia de Lola, Glaucón, las pijas o alguna otra de las personas que habéis conocido, nació en 1989. No parece un dato excesivamente relevante, pero en 2008 lo era, porque había elecciones en España y la mayoría de componentes de esa clase de 2º no podría votar. Podían Omar y algunos otros, claro, todos ellos habían repetido algún curso, y los que hubieran nacido en los primeros días del 90, como Almudena o Núria. Y tampoco esto sería muy importante si no fuera porque en esta atípica clase tenían por costumbre ilusionarse por la cosa más estúpida. En este momento, el voto de Omar, el único, al parecer, todavía negociable, era poco menos que una cuestión de estado.
- ¡Mira, Lola! -dijo Glaucón en cuanto la divisó por el pasillo-. Me he comprado dos pelis por diez euros de nada.
- ¿En serio? ¿Cuáles? -quiso saber.
- Estas -dijo, tendiéndole una bolsa de El Corte Inglés.
Lola miró el contenido. Se trataba de Closer y La Boda de mi Mejor Amigo. Omar salía justo entonces del lavabo, y no pudo reprimir un comentario acerca de la etiqueta que ambas películas llevaban por sobre el precinto: "San Valentín: un regalo para ella".
- Oye, Glaucón -se burló-, ¿no se supone que tendrías que haber comprado una y una? O dos "para él", ya puestos, teniendo en cuenta que eres un tío y todo eso.
- No te enteras -se defendió-, las películas para tíos que había en esta promoción eran un poco lamentables, de acción y cosas así. Hasta habían puesto Destino de Caballero como "para él", aprovechando la coyuntura, supongo, aunque yo la veo más para chicas. En cualquier caso, el futuro está en el drama. Creo que siempre me han gustado más las pelis de chicas.
- A mí también -apuntó Lola, fingiendo seriedad.
- ¡Lo que hay que oír! -se despidió Omar-. Me voy a clase.
- ¡Pero si la de inglés nunca llega antes de y veinte! -exclamó Glaucón.
- Ya, pero no he hecho los ejercicios -contestó-. Te cojo la libreta, Lola.
- Eso, a ver si hay suerte y los encuentras -se burló. Lola nunca hacía los ejercicios de inglés.
Glaucón aguardó a que Omar se alejara para compartir las últimas novedades con Lola.
- Tía, ¿cómo va la cosa? ¿Somos una clase socialista o popular?
- Populares son las pijas, en todos los sentidos -arguyó Lola-. Si te refieres al signo político de la clase para el 9-M, la cosa está así así, con una pequeña ventaja para los de la crispación.
- ¿De qué habláis? -preguntó Sonia, salida de la nada.
- Somos una clase facha -lamentó Glaucón, con su dramatismo habitual.
- Y, ¿cómo lo sabes? -inquirió y, dirigiéndose a Lola, añadió- ¿Has sondeado a las pijas?
- Sí, estaban hablándolo esta mañana en el baño -respondió-. Obviamente votarán al PP, el padre de Almudena es promotor inmobiliario y, el de Núria, íntimo de Camps. Aunque allí parecía que fueran a votar todas, a juzgar por el énfasis que ponían.
- Pues como nosotros, y eso que no votamos ninguno -dijo-. Supongo que Omar votará en rojo.
- Creo que finge no interesarle -contestó Lola-, aunque ninguno lo creemos. De todos modos no hemos hablado gran cosa.
- Y los subnormales del chándal -apostilló la propia Sonia- votarán fijo al PP, pero además estos no por conveniencia sino por convicción, que es lo triste. Es verdad, Glaucón, estamos en una clase facha.
- Bueno, pero de ellos creo que solo dos tienen los dieciocho -corrigió Lola-, y también los tienen Jose y Pedro, los de la última fila, que como poco votan a Llamazares. Por ahí la cosa está equilibrada.
- Bah, ni siquiera sé para qué nos preocupamos -añadió Sonia-, si aquí menos de ocho años no gobierna nadie.
- ¿Cómo puedes estar tan segura? -exclamó Glaucón-. ¡El voto de Omar podría decidir el futuro de España!
- ¡Pero el mío no! -apostilló Sonia-. Entro, que no he hecho inglés todavía.
- Pídele a Omar mi libreta, si quieres -gritó Lola, mientras Sonia se alejaba.
(Continuará...)
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31/1/08
Ella no lo haría
A los autobuses de la EMT (Empresa Municipal de Transporte), en Valencia, les pusieron a principios del siglo un par de pantallas en el techo, como los autobuses de los viajes y todo eso. No para ver televisión ni películas, sino las últimas noticias de ocio y cultura, pasatiempos, refranes, información nutricional... lo que se dice cosas de interés (o no). También, claro, tenía publicidad (básicamente eso era) de eventos culturales y otras empresas y organizaciones autonómicas. Era, en fin, una agenda.
En el autobús siempre hay gente que mira y gente que no. Unos que están en lo suyo, con un libro de alguna materia universitaria, los ancianos que hablan entre sí aun sin conocerse, los que se pasan el viaje hablando por el móvil... casi nadie miraba a la pantalla, en realidad. Lola era de las que sí. Por no aburrirse, por mirar algo más que la ventana, porque ella no era de esas que se vuelven autistas con un aparato tecnológico, al menos hasta que el 06 de enero de 2008 los Reyes le trajeron un iPod. Pero como quiera que la agenda era solo óptica y no acústica, seguía mirando, aunque no le interesara.
Ese día no iba escuchando música, pues hablaba con Glaucón. Habían logrado hacerse con dos asientos adyacentes aprovechando que el autobús no iba muy lleno y ninguna anciana andaba al acecho. De haber sido así, probablemente Lola le habría cedido su asiento incluso cuando por su actitud no lo mereciera, porque ella, como otros muchos creen hacer, anteponía la bondad a la justicia. En un momento dado, apareció en la pantalla algo que aparentemente era inocuo pero que molestó a Lola.
L: ¡Ya estamos otra vez con lo de adoptar animales!
G: ¿Qué pasa?
L: Es este bombardeo constante, Glau. No dejan de pedírnoslo, en los periódicos, en las televisiones, y ahora en las pantallas de los autobuses también.
G: No sé, Lola, es normal. Hay muchos perros abandonados en perreras donde no les pueden dar el cariño que una familia sí. En muchos casos son perros maltratados por sus dueños, con graves secuelas psicológicas que...
L: Oye, no estarás metido en esto, ¿verdad? Pareces un hombre anuncio.
G: Yo sólo te digo que no me extraña que lo hagan. Que hace falta.
L: Sí, puede que haga falta. Lo que no hace falta es que pretendan manipularnos a través del corazón. Que nos pongan sus caras de "mi anterior dueño me pegaba", que nos den escabrosos datos a la hora de comer. Eso no hace falta. No quiero que me señalen con el dedo si me compro un perro, ¿sabes? Siempre he querido tener uno. Pero uno que yo quiera, no uno impuesto, con nombre, edad, y traumas. Y quiero un perro de la raza que yo quiera, con un nombre que me cueste una semana decidir. Si quiero un perro me lo compro, porque afortunadamente eso, hoy, todavía podemos elegirlo.
G: O sea que una perrera es como una tienda de perros, pero de segunda mano.
L: Sé que no suena políticamente correcto pero, si lo piensas, es así.
G: Y, ¿qué propones?
L: No tengo nada en contra de las perreras, realizan una gran labor. Lo que no quiero es que ciertas instituciones me conminen a adoptar un perro. Porque no te dicen "adopta", te dicen "no compres, adopta". Y ahí ya te están condicionando doblemente. Como si comprar un perro fuera malo. O que te lo regalen. Al final habrá que presentar un certificado de pertenencia a una perrera a modo de DNI. Me dan mucha pena los perros, pero también me la dan los niños en orfanatos en todo el mundo. Solo te digo una cosa, ¿has visto muchos anuncios que te digan "adopta un niño chino"? No, ¿verdad? La gente sabe que existe esa opción, pero casi todos los que recurren a ella es porque no tienen ninguna otra. ¿Concibes ver un anuncio que rece "no tenga su propio hijo, mejor adóptelo"? Algo así sería impensable, miles de asociaciones, el infame Instituto de la Mujer el primero, se alzarían en armas censurando sin censuras un ataque tal a la libertad de las mujeres y de los hombres de bien. Nunca harían un anuncio así. Pero con los perros lo hacen...
G: ¡Lola! ¡Tu parada!
L: ¡Oh, mierda! ¡Mañana lo retomamos!
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20/1/08
Off-topic
Avinguda Antic Regne de València, una hora más allá de la medianoche.
Tres personas sentadas en un banco, con botellas a su alrededor.
Omar: Tíos, no vuelvo a quedar un sábado si juega el Valencia. Porque salir de mala leche pa qué.
Glaucón: Mejor, así bebes más.
Lola: Y nosotros menos, Glau. No compensa. Pásame el vodka.
Omar: No, no, ni bebiendo. Esto ya no tiene cura. Bueno, sí, pero para eso se tendría que ir el puto cerdo que...
Lola desconecta mientras los varones hablan de fútbol. Juguetea con el móvil justo cuando se oye el característico sonido de un mensaje recibido.
Lola: Chicos, Sonia que dónde estamos. ¿Le digo que venga aquí o vamos a algún lado?
Glaucón: Que venga mejor, por lo menos hasta que nos pulamos el alcohol, luego ya vamos a donde sea.
Omar (sigue): ... porque además es que los otros se contagian y al final ya no juega bien nadie, y claro, viene el Villarreal y te enchufa...
Lola mira, sin escuchar, a su amigo. Es capaz de lanzar un discurso futbolístico mientras lía un canuto sin dejar de mirarles alternativamente. Es atractivo. Tiene el pelo largo y las facciones duras; en unos años se convertirá en el clásico protagonista masculino de una telenovela mexicana. Su forma de vestir y de pensar, no obstante, parecen alejarle de una, de otro modo, ajetreada vida sentimental.
Glaucón: ¡Lola! ¿No me escuchas? ¿Se ha terminado la Fanta de limón?
Lola: No, no, aún queda; toma.
Omar: Eh, échame, Lola que se me seca la garganta.
Lola: Normal, si con lo que hablas podrías ser tú el presidente.
Omar: Si yo fuera el presidente, lo que le han hecho a los capitanes no lo habría consentido, y mucho menos de esa forma inhumana y traicionera.
Lola: Es verdad, algo leí. No me pareció bien.
Glaucón: Ni a nadie. Es que les tienen apartados y todo.
Lola: Oye, ¿y eso no se considera mobbing?
En ese momento llega Sonia, con una minifalda de anticonstitucional longitud.
Sonia: ¡Eh chicos! ¿Qué hacéis? ¿Dónde está mi cubatilla?
Lola: Sonia, se te va a helar el chocho.
Glaucón: ¡Déjala, déjala que vaya como quiera!
Sonia: Jajaja. No os preocupéis que a alguien encontraré para darle calor.
Omar: ¿No viene tu novio?
Sonia: ¿Toni? No, no.
Sonia contesta con forzada naturalidad y cambia rápidamente de tema. Lola siente algo extraño y la convoca a un aparte.
Lola: ¿Pasa algo con Toni?
Sonia: Ay, tía, creo que lo voy a dejar.
Lola: ¿¡Ya!? ¡No puede ser!
Sonia: Sí, sí puede. ¿No viste cómo te miraba en Nochevieja? No llego a estar yo y te entra.
Lola: Pero tía qué dices.
Sonia: Que sí, que es un salido. Se ha cansado de mí y ahora va a por otra jovencita.
Lola: Pero, ¿cuántos años tiene?
Sonia: Veintitrés. Y mira que está bueno, ¿eh? Pero da igual, paso de él.
Lola: Tú verás. Tampoco creo que te afecte demasiado, en realidad.
Vuelven con los dos. Ahora es Glaucón el que parece haber tomado parte activa en la conversación.
Sonia: Pero, ¿de qué hablan?
Glaucón: ¡De fútbol!
Sonia (con cara de asco): ¿De fútbol?
Lola: Es el gen.
Glaucón: Lola nos echa la bronca cada vez que hablamos de fútbol.
Lola: Que es siempre.
Sonia: No me extraña.
Omar: No me digas que no te gusta el fútbol.
Sonia: Lo justo, pero no un sábado por la noche, cielo.
Glaucón: Es que acaba de jugar el Valencia.
Sonia: Ah, yo es que soy del Barça.
Omar: ¿Sí? ¿Qué piensas de la cesión de Pinto?
Sonia: ¿Quinto? ¿Quién es ese?
Glaucón: Pinto. Para cubrir la baja de Jorquera.
Sonia: ¿Jorquera? ¿Juega en el Barça? Definitivamente no me gusta el fútbol.
Ríen. Siguen bebiendo.
Lola: ¿Ese que habéis dicho es el que se lesionó en el Euskadi-Catalunya?
Sonia: ¿Pero no decís que es del Barça?
Omar: No, pero era un amistoso con la selección.
Sonia: ¿Catalana?
Glaucón: Sí, Jorquera. ¿Por qué lo dices?
Lola: Es que me acuerdo del presidente del Barça todo indignado cuando sus jugadores iban convocados con España, cargando contra la Federación en virtud de los riesgos que corrían solo por jugar un simple amistoso. ¿Dijo algo del portero este?
Omar: Jeje, no. ¿No ves que es independentista? Como se lesionó con Catalonia, se calló como una puta.
Lola: Pues vaya. Entonces le da igual que los jugadores se lesionen o no. Lo que le pica es que jueguen con su denostada España.
Glaucón: ¡Eh, tú no digas! Bien contenta que estabas hace dos veranos con el Mundial.
Lola: No, si yo no defiendo a nadie. Pero me parece ridículo lo de este tipo, ¿por qué no es más claro? Si ya todos sabemos de qué pie cojea.
Glaucón: Pero, Lola. ¿¡Estás hablando de fútbol!?
Lola: No.
Avinguda Antic Regne de València, hora y media más allá de la medianoche.
Cuatro personas en torno a un banco, con botellas a su alrededor.
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14/1/08
Se puede ahorrar el mail
Lola, como el resto de personas de este mundo, no sentía ninguna simpatía hacia el fenómeno llamado spam. Abrir el correo y ver que, de cinco mensajes nuevos, dos eran publicidad surgida de algún contrato infernal que había aceptado para poder registrarse en tal o cual página y tres, estúpidas cadenas del menos avispado de sus contactos, era ciertamente entristecedor. Contra las multinacionales nada podía hacer, pero a sus amigos les insistía para que no le mandaran las temibles cadenas y los adjuntos powerpoint. En vano.
Porque el que reenvía nunca dejará de hacerlo, y más si se le amenaza con siete años de desamor. Hay a quien le sale la vena comprometida y te manda ese powerpoint con desagradables imágenes sobre la hambruna en algún irrelevante país africano, los tests que todos hemos hecho mil veces, las ocurrencias, los chistes, todo siempre es repetido, y cuando no lo es acabará siéndolo.
Pero hoy le ha llegado a Lola un powerpoint muy gracioso, probablemente realizado por algún rojillo español, que cuestionaba la imagen que los medios ofrecen sobre el nuevo eje del mal en América latina: Castro, Morales, Chávez. Para ello, denuncia otras muchas irregularidades y atrocidades cometidas en otros tantos países del continente, no necesariamente afines al capitalismo occidental que los States representan, como Guatemala, Honduras, El Salvador, Perú, México o incluso Colombia. De algún modo, el autor de ese simpático documento advierte una palpable conspiración de los mass media para señalar solo a unos pocos y no a todos.
Obviamente no era la primera vez que Lola leía algo parecido, casi siempre con idéntico resultado, esto es, la indiferencia. No es que fuera una desalmada, es que, como ya se vio en algún capítulo anterior, si no nos toca de cerca raramente nos importa de verdad. Hasta aquí la parte meramente informativa, pero como nadie hace nada por nada, llega la propaganda: "No dejes que piensen por ti" rezaba, junto a los logos de servicios de información de todos los colores, tanto El País como El Mundo, tanto La Ser como La Cope. Porque el que lo había hecho, decidió Lola, quería dar una imagen imparcial, y hoy en día, por lo visto, uno parece más sabio y objetivo, infame falsedad, cuanto mayor su abanico de críticas.
Ya metidos en faena, el muchacho que perpetró esta obra salpica a El Corte Inglés y Zara, di que sí, feroz capitalismo que en mala hora nos vino a conquistar, y no se despide sin recordar que hemos de buscar la información por nuestra cuenta, sin dejar que los grandes intereses económicos filtren la verdad. A estas alturas Lola ya dibujaba una sonrisa en su rostro, aliviada por no tener que sentir pesadumbre ante su falta de empatía. "Lucha, reflexiona, piensa, investiga, participa, involúcrate, sé activo, critica, actúa, insiste, ten criterio, opina, muévete, averigua, defiéndete, resiste". Todo ello en la misma diapositiva y con colorines, y además cada palabra tardaba una eternidad en salir.
Y quedaba lo mejor, la última plana, con un enorme "Y sobre todo PÁSALO" que acabó de rematar a nuestra protagonista. Ante tal ejercicio de brillante consecuencia, a Lola no le quedó otra que seguir el consejo propuesto: Pensó y actuó, más o menos durante un segundo, deslizó el cursor del ratón por el botón de reenviar, pasó de largo y lo mandó al olvido.
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7/1/08
07-E
Lola odiaba los siete de enero.
Sobre todo cuando caían en lunes, como en 2008.
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31/12/07
24h
00:00
- Vado a letto, papà. A domani!
- Buona notte, figlia.
10:15
- Me has despertado.
- Pero, vienes, ¿no? ¿A qué hora llegas?
- Pues no sé, Glaucón. Si todo va bien, antes de las cinco estoy.
- Vale, vale. ¿Cogerás un taxi? Puedes coger el metro, no recuerdo ahora qué línea es, que te deja directo en la estación.
- ¿Estación? ¿Adónde vamos?
- ¡A Gandía beach!
- ¿Gandía?
- Sí, tía, Gandía. Que es la primera Nochevieja que salgo, no me digas que no.
- Vale, vale. Y, ¿cómo vamos? ¿Piensa Omar mangarle el coche a su padre otra vez? Porque una cosa es ir a dar una vuelta y otra pillar autopista con más alcohol en el cuerpo que la chica de Callejeros.
- Estación, estación. Nos vamos y volvemos en tren.
- Vale, estoy dormida.
- Bueno, ¿entonces? ¿A qué hora quedamos?
- Mira yo primero voy a casa a darme un baño de dos horas. ¿Quedamos a las nueve?
- No más tarde, que el tren va a estar petao y tenemos mesa a las diez y media.
- Ah, con mesa y todo. Vale, a las nueve da tiempo de sobra, ¿no? ¿Nos darán las uvas?
- ¿Qué más te da? Si nunca te las tomas.
- Hombre, yo, por vosotros.
- Por mí, que Omar tampoco. Sois unos desaboríos.
- ¿Uvas no? Y, ¿qué piensa? ¿Fumarse doce petas?
- Chica, no sé. ¿Entonces a las nueve en la estación? A menos cuarto.
- Bueno que hablamos luego. Ciao
12:30
- ¿Ahora qué?
- Oye que dice este que hemos quedao a las ocho y media, ¿cómo es eso?
- Eso te dice a ti, para que no llegues más tarde de las nueve, que es cuando se supone vamos a coger el tren. ¿No lo sabes? Nos vamos a la playa de Gandía.
- Sí, claro que lo sé. Ideas de Glaucón, que sale una noche y tiene que moverlo todo. Pero es un poco pronto, ¿o qué? Si cogemos el coche a las nueve y media llegamos sobraos.
- No, deja, deja, mejor en tren, que total, hasta que amanezca no creo que volvamos.
- Bueno, pues entonces sácame el billete que seguro que llego tarde. Luego te lo pago.
- Sí, como el piercing de la ceja que aún estoy esperando el dinero. Tú preocúpate de no llegar más tarde de en punto.
- Oye y trae papel que me han pasado maría de la buena que vas a flipar.
- ¡Jesús! Lo tuyo no tiene nombre. Se te va a secar el cerebro.
- Pues me lo fumaré también.
- Yonki.
- Sí, luego no me pidas que te conozco. Nos vemos a la noche, ¡au!
- Ciao.
14:00
- Dime.
- ¡Lola! ¿Dice Omar que le has pedido que vayamos en coche? ¿Estás loca?
- ¿Yo? Te lo habrá dicho para asustarte, que te lo crees todo. Vamos en tren.
- Pues parecía convencido.
- Claro, a ti todos te parecen convencidos. No me mareéis más que voy a apagar el móvil ya. A menos cuarto en la estación. Saca tres billetes, que ya te los paga luego Omar.
- Sí, seguro. Espero que lleve dinero para tomar algo.
- Y para la cena, ¿no? ¿Cuánto es, por cierto?
- No, la cena ya está pagada porque es de menú fijo con reserva y tal. Ya me lo pagarás, son cincuenta. A Omar lo pillé en un día tonto y lo ha pagado ya.
- ¿¡Cincuenta!? Joder, Glaucón, eso se avisa. Y yo ahorrando.
- Va, si total es una noche.
- Bueno, entonces, ¿cuánto me llevo?
- Pues depende de cuánto quieras perjudicar tu hígado.
- Vale, vale. Te dejo, ciao.
18:00
- ¿Sí?
- ¿Lola? ¿Estás en Valencia? Soy Almu.
- Ah, sí, ya estoy aquí, dime.
- Oye, ¿que me ha dicho Sonia que vais a Gandía? ¡Pues a ver si nos vemos! Nosotras vamos allí también, estaremos en el apartamento de Lore. ¿Sabes que sus padres le han dado ya la moto? No se han esperado a Reyes..
- No, no sabía nada. ¿Y Sonia? ¿Cómo lo sabe?
- ¿Lo de la moto?
- No, hija, lo de Gandía. ¿Va con vosotras?
- ¡No, no! ¡Ella va con su novio! ¿No lo sabes?
- Ah, no, tampoco. Es que he estado fuera.
- Ya, ya. Bueno pues eso, esta noche nos llamamos, ¿vale?
- Claro, a Omar le encantará.
- ¿Quién es Omar?
- Ah, nada, es igual. Bueno, te llamo, ciao.
- ¡Bye!
18:02
- Hola Lola.
- Oye, ¿tú sabías que las pijas van a Gandía también?
- ¿Cuándo, hoy? No, ni idea. ¿Va Blanca?
- Sí, Glaucón, sí. Irán todas, como siempre.
- Buah, esta noche promete. Y, ¿dónde cenan? ¿Lo sabes?
- No, no se lo he preguntado. Me ha dicho que estarían en el piso de Lorena pero no creo que cenen allí, conociéndolas.
- Y Omar, ¿lo sabe? Le va a encantar.
- Eso le he dicho.
- ¿A quién?
- A Almudena, me lo ha contado ella. Por lo visto Sonia le ha dicho que íbamos a Gandía, que va ella con el novio o algo así.
- No tenía ni idea, ¿cómo lo sabe Sonia?
- No sé cómo, pensaba que se lo habías dicho tú.
- Pues no, pero está claro que lo sabe.
- O sea que he sido la última en enterarme.
- ¿De que va Sonia?
- ¡No! ¡De que voy yo!
- ¡Ah, bueno! Mejor, más emoción.
- Bueno, ahora nos vemos. ¡Ciao!
18:20
- ¿Qué pasa Lola?
- Oye, ¿tú le has dicho a Sonia a dónde íbamos?
- Sí, me la encontré el otro día y se lo comenté. ¿Cómo lo sabes? ¿Te lo ha dicho?
- No, ella no, Almudena.
- ¿Almudena? ¿Cómo lo sabe ella?
- Resulta que las pijas también van a la playa, ¿qué te parece?
- Buah tía no jodas.
- Eso dicen. Y Sonia también, con el novio.
- Ya, me lo dijo. Es un imbécil, por cierto.
- ¿El novio?
- Sí, iba con ella cuando hablamos. Ya te contaré, ya.
- Bueno, pues que lo sepas. Igual acabamos en el apartamento de Lorena.
- Pero, ¿quiénes? ¿Nosotros solos y ellas?
- No, hombre, supongo que alguien más. Siempre llaman a chicos.
- Buah, lo que faltaba. En fin, ya veremos.
- Bueno, nos vemos luego. Ciaooo.
19:40
- Ey, dime.
- ¡Lola! Nos dijo Sonia que venías a la playa, ¿es cierto?
- Sí, con Omar y Glaucón.
- Ah, ellos también… Bueno, ¡vale! Si queréis os pasáis después de las uvas por mi apartamento, ¿sabes dónde es?
- No, no, pero tranquila que ya te llamo si eso. ¿Dónde cenáis?
- Uf, en un hotel carísimo que se empeñó Blanca. Pero a las doce y pico nos abrimos que he quedado con unos tíos buenísimos, ya verás, que se vienen con nosotras. Acabo de comprar el botellón.
- Ah, ¿pero ya estás allí?
- Sí tía, ¿sabes que ya tengo la moto?
- Sí, me lo ha dicho Almudena hace un rato.
- Bueno, pues nos llamas y te pasas, ¿vale? Un beso guapa adiooós.
20:57
- ¡Glaucón!
- ¡Lola! Tía, que habíamos quedado a menos cuarto.
- Total, por diez minutos. ¿Ha llegado Omar?
- No, claro que no. No se le espera en los próximos cinco minutos tampoco.
- Pues vendrá corriendo tras el tren. ¿Tienes los billetes?
- Sí, sí… por cierto, por ahí he visto a Sonia con un maromo.
- Será su novio.
- ¿Pablo?
- ¿Pablo? No, con ese ya cortó. Otro.
- ¡Joder! Bueno, no les he dicho nada porque no me han visto.
- Venga vamos a buscarles y a ver si cogemos sitio en el tren, que no creo.
- ¡Eh, flipaos!
- ¡Omar! Llegas pronto. Lola acaba de llegar.
- ¡Qué guapo! ¿Tienes a alguna en el punto de mira?
- Sí, a Núria, jajaja. Qué va, espero que traigan amigas.
- Bueno, venga, que no llegamos.
21:07
- ¡Lola!
- ¡Sonia! ¡Ey! ¿Qué tal? Ya me han dicho que venías a Gandía. ¿Vendrás luego al piso de Lorena? Yo estoy convenciendo a Omar, no sé.
- Jajaja, ¡no lo tendrás fácil! Le tiene fobia a las pijas. ¿Dónde te los has dejado?
- Están en otro vagón, no hay casi sitio.
- Oye, no conoces a Toni, ¿verdad?
- No, no tengo el gusto. Hola, soy Lola.
- ¡Hola guapa! ¿Dónde dices que vais?
- Al apartamento de unas amigas, tal vez.
- Hmm, no sé, no sé. Lo que diga Sonia.
- Bueno, igual sí. Total tampoco tenemos un megaplan después de cenar.
- ¿Dónde cenáis, por cierto?
- No sé, un sitio caro que me invita Toni.
- ¡Tampoco tan caro! Son cincuenta euros de nada. Cien, los dos.
- ¿Cincuenta? Lo mismo que nosotros. Igual hasta es el mismo. Voy a preguntarles cómo se llamaba.
23:59
- ¡Glaucón! ¡Que son los cuartos, no empieces todavía!
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(Todos) la llamaban Lola
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15/12/07
Baño navideño
En un descanso entre clases, se encontraban en el baño de chicas del tercer piso de cierto instituto de Valencia cinco alumnas de 2º de Bachiller(ato): Almudena, Blanca, Núria, Lorena y Lola. Las cuatro primeras, junto con Carola, que estaba a punto de entrar, eran conocidas como "Las Cinco Ges", "Las Chicas G" y alguna otra variante. Por azares del destino, el primer apellido de todas ellas comenzaba por tan femenina letra. Se conocieron en 1º, en una asignatura en la que había que sentarse por orden de lista, y desde entonces iban siempre juntas a todas partes. Cuando había necesidad de acortar, las llamaban simplemente "las pijas". En honor a la verdad, no todas eran iguales, aunque con el paso del tiempo y el contacto se habían hecho bastante parecidas en muchos aspectos. Si había una líder -y la había-, esa era Almudena.
- Tías -decía justo cuando entraba Carola-, no me parece normal que tengan que poner espumillón hasta para mear. Estoy hasta el moño de tanta decoración y tanta pollez.
- Pues a mí me gusta -dijo Lorena-. ¿Qué sería de la Navidad sin los adornos? Si en pleno diciembre las calles estuvieran igual que el resto del año, le quitarías toda la gracia al asunto.
- ¿Qué gracia? -terció Carola, ya en la conversación- A mí la Navidad me deprime. No me gusta sentirme en la obligación de ser feliz.
- Pero no seas rancia, Carol -contestó Lorena-. Nadie te obliga a nada, aunque a mí particularmente me mola todo este ambientillo. Me gustan las sonrisas en la gente.
- ¡A ti lo que te gusta es que tus padres te van a comprar una moto, zorrona! -intervino Núria por sorpresa.
- ¡Ah, eso sí! -observó Almudena-. Eso me recuerda que dentro de poco tendré un nuevo portátil. ¡Viva el consumismo!
Blanca vigilaba la puerta para que nadie las viera fumando. En un momento determinado una advenediza intentó entrar, y la disuadió con un escueto "¡ocupado!". Era su momento y su territorio.
- Eso, a vosotras os gustan que os regalen, como a todos -insistió Carola-; pero la Navidad os la trae al fresco. Si no hubiera grandes almacenes tampoco os gustaría.
- Ay, hija, ni que a ti no te regalaran cosas -dijo Almudena-. Todos los años estrenas móvil.
- Ya, si de eso no me quejo, es de la hipocresía -finalizó Carola-. Todo el mundo quedando con gente a la que no ve y a la que no echa de menos tampoco, haciéndose regalos que no quieren ni dar ni recibir.
- Recuérdame que te secuestre el móvil cuando volvamos al insti -amenazó Almudena.
- Y, ¿tú qué dices, Lola? -preguntó Lorena.
- Ah no, a mí no me metáis en vuestros rollos, total tampoco corro la misma suerte que vosotras. Si me cae el iPod en Reyes me doy con un canto en los dientes -dijo.
- Ay, sí, que todavía no lo tienes -observó Blanca-. No sé cómo puedes sobrevivir sin él.
- Pues como tú hasta hace dos años, supongo. De todos modos, creo que me gusta.
- ¿La Navidad? ¡Vendida! -añadió entre risas Carola.
- ¿Qué tiene de malo? Me gustan las luces, los árboles, los calendarios de Adviento, la nieve artificial y los niños disfrazados de pastorcillo. Me gusta ver a tanta gente por la calle Colón con bolsas de las que se escapan paquetes envueltos, regalos para otros. Me gustan los catálogos de juguetes y que en la tele los anuncios sean monotemáticos. No sé por qué ese empeño en sacar el lado negativo de las cosas positivas. Abrazarse, hacer regalos, quererse y reencontrarse, sin duda catalogaríamos estas acciones como deseables. Pero si lo haces en Navidad queda en entredicho.
- Lo que tú quieras pero, ¿por qué no hacerlo también el resto del año?
- ¿Por qué no quejarse también el resto del año?
¡¡Riiiiiing!!
El timbre anunciaba el inicio de la clase de Inglés. Fin del primer asalto.
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(Todos) la llamaban Lola
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