21/8/09

Achilles

La era de los inútiles chalecos antibalas había quedado atrás, ahora una gran malla cubría todo el cuerpo de los pies a la cabeza, excepto los ojos. Este sistema supuso un antes y un después en la historia del crimen organizado. Como el gobierno tenía la patente, su producción era muy limitada y estaba controladísima, por lo que conseguir estos trajes por lo ilegal era prácticamente imposible.

En solo dos años se notaron sus efectos a nivel estadístico. El número de policías que morían en acto de servicio descendió de manera drástica y directamente proporcional a la delincuencia. Eran buenos tiempos para el sector, los mejores de la historia y -esperaban- siempre peores que los que estaban por venir. Muchos quisieron sumarse al cuerpo, y muchos supieron aprovechar sus oportunidades. Uno de ellos, el mejor, era él.

Había ascendido rápido en el cuerpo de policía. Ese chico, decían los viejos comisarios, ese chico tiene algo, algo especial. Fue el más joven en llegar a subinspector y nadie dudaba ya de que algún día la ciudad entera estaría a sus pies. Joven, guapo, intuitivo y rebelde, las chicas se lo rifaban, aunque hay quien comentaba que mantenía una relación con un agente en prácticas.

En realidad estaba enamorado de su novia de toda la vida, más joven, más guapa y más rebelde, sin oficio conocido más que el de novia-de, y bien que lo desempeñaba. No se podía quejar, tenía todo lo que un hombre puede desear, y estaba a punto de cerrar un gran caso. Se encontraba frente a la puerta del mayor narcotraficante del estado, listo para entrar a matar -es un decir- y ponerlo bajo el peso de la ley. Estaría protegido, pero no le importaba.

Escoltado por cincuenta de sus muchachos, dio una patada a la puerta, que salió volando varios metros atrás. A pesar de su rango quiso ser el primero en entrar, siempre hacía estas cosas. Una ráfaga de metralleta le cruzó el pecho de lado a lado y cayó de espaldas por el impacto. Le encantaba esa sensación. Desde el suelo oyó como un compañero abatía al maldito mercenario. Se levantó trabajosamente mientras limpiaban el apartamento. En un minuto, cinco policías habían entrado en el dormitorio principal. El ruido había cesado y entró con sonrisa de ganador.

No estaba preparado para lo que vio allí. En la cama desecha, desnudos y de rodillas ante las armas policiales, encontró a su propia novia junto al hombre que buscaba. Apenas pudo interpretar esa imagen: una bala invisible le atravesó el único punto débil de su cuerpo y dejó de latir para siempre.

22 comentarios:

Alas dijo...

Esas son siempre las balas que más duelen.

BSS

maba dijo...

ay... este final se veia venir...

y, sí, esa bala...deja seco apra siempre..o para mucho, demasiado tiempo

besos(feliz fin de semana)

Yyrkoon dijo...

Ciertamente un pelín previsible, eso te pasa por malacostumbrarnos.

Me ha gustado pese a ello.

Anónimo dijo...

Qué triste!
Curiosa versión del talón de Aquiles, situado en el corazón, pero no ese corazón físico, si no ese al que se llega de otra manera, a través de una escalera de caracol afectiva.
PD: el domingo hay una entrada segura.
Otra quizás antes.
Besos.

Olly dijo...

Pues me ha encantado, genial!
Feliz fin de semana.
Musus

Gilda dijo...

Bueno!!! Y cuantos somos alcanzados por esas balas, eh? Lo bueno es que se puede resucitar.
Un beso.

Anónimo dijo...

No se por qué pero me imaginaba algo así.

Anónimo dijo...

Si no hubiera sido tan inocente y confiado, ¡¡¡seguiría vivo!!!

Yopopolin dijo...

grande, grande!! se veia venir, pero no por eso me ha gustado menos... se echaba de menos un relatito en condiciones, con tanto micro... xDD

saludetes!!

X dijo...

Míralos qué listos todos, ¿es que nadie esperaba que le dispararan en todo el ojo? Jajajajaja, pues nada, tendré que rizar más el rizo (y mira que otros muchos los considero más obvios que este :P).

Gracias por leerme.

Farfalla Dimora dijo...

Esta vez si que he visto venir el final.
Para esas balas jamás existirá la protección adecuada.
Relato genial, como siempre.
Un beso

MFe dijo...

Parece que todos coincidimos en ese final ¿eh???
Esas son las peores balas de todas!.

Buen finde!

Claire dijo...

La verdad que he leído el relato (magnífico of course) tan concentrada para adivinar el final, que me lo he leído enterito y me ha sorprendido... jeje aunque se veía que la novia aparecería de alguna manera pero ¡no así!. Pobrecillo.
besos.

Mary Lovecraft dijo...

un final muy poético para una relato tan cañero :)

feliz finde! ¡muuuak!

ardid dijo...

jeje si que se veía venirrr!!! Pero sigue molando y el rollo moderno a lo histórico tiene su puntazo!

Besosssss

Engreído dijo...

¡Pero cuánto zorrerío!

Gonzalo dijo...

Recuerdo tus palabras:

"Las historias de amor no suelen reparar en los cadáveres que dejan por el camino."

Lunaria dijo...

Pues no me extraña que se quedara el pobre clavaíto en el sitio. Con ese panorama ante la vista...
Yo soy una, la unica creo, que pensaba que le daria en el ojo, aunque tambien, he de reconocer que intuía esos cuernecitos, XD.

tishta dijo...

no todo se puede acorazar, hasta al más templado le parten el corazón

maba dijo...

oye, que fuerte lo mío que, con lo lista que soy..hasta hoy no había reparado en el título de este post...

pues eso..que me encanta la expresión de lo del talón de Aquiles...todos tenemos, al menos, una debilidad

besos

Ro dijo...

Mira que te gusta, eh??? y ahora q??? q paso??? que yo leo para no tener q inventar!!!!!!!!!!!!

mochuELIn dijo...

Buena historia... pensaba que lo matarían a pesar del traje... y que aún seguiría en el espacio y la realidad sin estar. Pero está muy bien.