28/7/08

Сталинград (II)

18 de noviembre de 1942. Aguantado el ataque alemán durante dos meses, el ejército soviético prepara ahora una contraofensiva que decidirá el futuro de Stalingrado. Yo permanezco casi completamente ajena al devenir de la guerra. La devoción que siento por el camarada Stalin es muy inferior a la excitación que me provoca esta caza sin fin. Cuento en mi haber más de cien bajas enemigas, aunque el ritmo ha sufrido una importante variación descendente estas últimas semanas en que exclusivamente me he dedicado a matar francotiradores, en mucho menor número. La facilidad, sin embargo, ha permanecido constante.

Excepción hecha de una incómoda herida en el hombro, cabe señalar que no he encontrado digno rival entre mis adversarios. Digo esto sin presunción, pues no me considero especial por ello: no creo tener mejor puntería que nadie, ni ser más inteligente. Es una cuestión de instinto, de saber elegir siempre el mejor lugar, de ser un poco más paciente que el otro, de tener una pizca de suerte. Sea por lo que sea, siempre los pillaba desprevenidos, ausentes o equivocados, mirando a otra parte, buscando el peligro por la izquierda cuando el proyectil los taladraba por la derecha. Uno, dos, cien.

Es un número ridículo comparado con el total de un solo día. Me han dicho que ya no mueren cuatro mil soldados soviéticos a diario y eso es bueno. Quedará gente para convertir estas ruinas de nuevo en una ciudad, si es que finalmente nos la quedamos. Paradójicamente o no, cuanto más aguante el bando que caiga, quienquiera que sea, peor es para la ciudad. Las fuerzas se han equilibrado ahora, aunque la esperanza de vida de nuestros soldados sigue siendo de un día. Un día.

Y yo llevo tres jugando al gato y al ratón con una persona a la que no conozco. Es un francotirador distinto a todos los demás que he conocido, a todos los demás que he eliminado. Se mueve rápido, no permanece demasiado tiempo en ninguna posición aunque no la revele con un disparo. Nunca está donde le espero, por eso sigue vivo, y afortunadamente yo no estoy donde él cree, tampoco. Me gustaría ponerle una cara, saber cómo es, aunque sé que cuando eso suceda habré ganado. Hasta entonces sigo aguardando mi momento.

Estoy en un edificio que se conserva mejor que la mayoría. Los apartamentos están abiertos y saqueados por los alemanes, aunque en realidad es igual de probable que fueran los rusos quienes los allanaran. Las camas, aunque desechas, están enteras, y se pueden encontrar latas de conserva en las despensas. He puesto granadas de alambre en la entrada, aunque ni siquiera así me siento más segura. Me muevo de piso en piso y de lado a lado para obtener una visión más completa. Las ventanas dan a la plaza de la universidad, que parece una sopa de letras en la que busco incesantemente el más mínimo movimiento. Volodya, penúltimo efectivo de la primera unidad, lleva dos días tendido en la plaza. Es frustrante verlo ahí, casi perfectamente camuflado entre los restos de un Kübelwagen, y no poder hacer nada por recuperar su cuerpo.

Los ataques de la Luftwaffe son mucho menos frecuentes que al principio, pero distingo inequívocamente las explosiones que se acercan poco a poco a mi posición. Aferro con fuerza mi Mosin-Nagant y pego la espalda a la pared, con la esperanza de que este edificio no esté en la trayectoria de las bombas. Supongo que él pensará lo mismo, con la ironía añadida de poder caer bajo fuego amigo. Espero. Cada vez más cerca. Espero. El infierno se desencadena y la universidad es alcanzada de lleno. Espero a que se asiente el polvo. Cuando lo hace, espero. Subo un piso y cambio de ventana. El tiempo parece no pasar. Es un modo de vida. Espero.

Por fin me asomo, siempre detrás de mi rifle, para comprobar el estado del campo de batalla. La universidad ha desaparecido y gracias a ello puedo ver el edificio que había detrás. En ese instante advierto que análogamente desde ese edificio es visible ahora el mío, y una premonición, tal vez profesional, me lleva a pensar que así como yo estoy aquí mi enemigo puede estar allí. Es entonces cuando lo noto, ese mínimo movimiento, imperceptible al ojo humano. Apunto y le veo, ahora le veo, ahora sé cómo es. A diferencia de mis víctimas, yo miro a la muerte cara a cara.

Caigo de espaldas por el impacto y me llevo la mano al cuello. El disparo es limpio. Me ha seccionado una carótida sin tocar la tráquea ni el esófago. Será cuestión de un minuto. No puedo evitar sonreír: por fin he encontrado a alguien a la altura. Una dulce inconsciencia se va apoderando de mí. Mañana cumplía veintiún años.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien escrito, X.
Me gusta la descripción cuando cae el edificio de la universidad. Breve, con sólo tres frases frías, sin sentimiento y mucho polvo. Es como verlo a cámara lenta.

Sandra dijo...

Esto es de artista, por lo menos :p... Muy bien escrito, buena redacción, muy clarito, y esas cosas. Bueno eso bajo mi punto de vista, q no soy entendida ni nada de eso.

Pero no me gustan las historias de la guerra... Nunca leo libros de esta temática... tanta desolación me puede.

Bueno días y feliz lunes morenito.

NUT dijo...

Me recuerda a las peliculas de guerra en blanco y negro...con un final gris...
Genial como siempre! :)

Rara Avis dijo...

Como bien te dije la ultima vez... me esta gustando mucho, muy bien estructurado y las descripciones magnificas...

besitos guapo!!!

X dijo...

Muchas gracias a las cuatro y, Ayshane, espero que no esperes más partes, porque no las hay. :P

Yopopolin dijo...

Me encantan las descripciones. Es sin duda lo mejor, el reflejo de la desolacion que envuelve todo. Muy logrado, si señor!

Esperando proximos relatos...
xD

Casandra dijo...

Ay, el tema y la narración en presente me ponen tensa, qué angustia. ¡¡Jo, yo no quería que se murieraaaa!!
X, tú en otra vida debiste ser mujer. XD
Bien escrito, me parecía que estaba allí con ella... Me voy a tomar una valeriana XD ¡Un besito!

Moi dijo...

A mi también me ha recordado a alguna peli, pero bueno sobretodo creo que era xq la narrativa era tan buena, en un relato tan corto, que leyendolo ha sido como casí verlo.

Anónimo dijo...

Uff..igual que pasó con el mini-relato anterior, me enganché totalmente!!

Por un momento me recordó a "El Pianista" [creo que es esa], no sé si la habrás visto pero habla de lo mismo si mi memoria no me falla.

Con respecto al relato, aunque no soy una crítica experta, haces que sientas lo mismo que la protagonista y estés con la tensión como si lo estuvieses viviendo.

En general, muchas cosas que decirte pero todas buenas jiji

Besitos y seguí escribiendo que enganchas!

Casandra dijo...

Queremos ver tus camisetas frikis, X. ¡Haznos un post friki! ¡Vaaaaa! ¡Porfa! XD ¡Un besote!

Sandra dijo...

Nos días petardo :P

Juan Carlos Garrido dijo...

Un relato muy dinámico y bien estructurado, aunque deberías pulir algunos aspectos formales. En una lectura rápida he visto lo siguiente: hay algunos leísmos no admisibles (en plural) y la puntuación, en algunos fragmentos, sería mejorable; el tiempo verbal de la última frase es incorrecto (debería ser cumpliría).

Saludos.

Martha dijo...

El hecho de que hayas escogido el presenta para la narración, hace que el final sea aún más inesperado si cabe...En pasado, hubiera sido predecible.

Me encanta tu forma de describir situaciones...y la forma de ser de tus personajes. No se si lo haces a posta o no...pero dejas ver tanto de tus protagonistas en tan pocas líneas... Y en este relato, es desgarradora la manera que tienes de hacerlo.

Me ha gustado, mucho, de verdad. Ágil, original y muy bien escrito...¿se puede pedir más? ;)

Besitos!

Ro dijo...

Bufff!!!!, pq la has matado??? no puedes escribir un final feliz para variar??? La belleza no solo esta en las tragedias...
Anda cuentame q tal esta el sol por nuestra ciudad.
mua

X dijo...

Yopo, muchas gracias. Aunque las descripciones nunca han sido mi fuerte...

Casandra, gracias, yo creo que en otra vida debí morir. :P.

Moi, muchas gracias. ;-)

Yuls, vi The Pianist, en cierto modo tratan el mismo tema, la 2ª Guerra Mundial, pero es más una peli del holocausto, y el mío es (o pretende ser) un relato bélico. Son las dos aproximaciones más frecuentes a la misma tragedia. Muchas gracias por tu crítica no experta, son las que más valoro. :P

Sombras Chinescas, mil gracias por el aviso, ya corregido, de los leísmos, impropio de mí si me concedes el beneficio de la duda. :P
De la puntuación solo puedo decir que a mí me gusta tal y como está. Y el tiempo verbal de la última frase es deliberado, tras dudar entre el elegido y "habría cumplido", en todo caso, pero gracias también, y gracias por los elogios.

Martha, muchísimas gracias por tus palabras. Eres demasiado generosa conmigo. ;-)

Ro, siempre lo hago. xD Me cuesta escribir finales felices, al menos entendidos de un modo... estándar.
Del sol, ahora mismo me cambiaba contigo. Yo es que soy más de invierno.

Kisses & hugs.

Girl From Lebanon dijo...

No me gustan los relatos bélicos, creo que tengo algún trauma o algo, de pequeña soñaba muchísimo que estabamos en guerra, y teníamos que huir...

...pero me gusta mucho como los escribes. Bss.

Moi dijo...

Pues ahora me han entrado ganas de que escribas un relato feliz xD... una historia de amor bonita, bueno, pueden morir como en la canción de Amaral... pero en cierto sentido era feliz ¿no? :D

Bueno, a mi me pasa parecido, creo que necesito matarlos o matar a alguién cuando escribo.

Pontelo como reto... final feliz, yo creo que te sorprenderas a ti mismo de lo bien que lo haces ;).

Sandra dijo...

Jum jum, ahora me dirás q estas muy liado claro!! tiene narices la cosa :)

Casandra dijo...

¡Tienes un premio en mi blog! :P

ardid dijo...

Talentoso que eres tú eh? Y no me vayas a replicar xD
Una de mis favoritas esta historia tuya de nombre impronunciable.
Gracias por todos estos buenos ratos.
Por estar siempre ahí,incondicionalmente. Porque a pesar de que me encanta como escribes ya lo sabes, por encima de eso tú como persona! (No se te vaya a subir eh? jaja Que sólo lo diré una vez) ;)
Un besazo enorme X.

Anónimo dijo...

Para cuando un avance del siguiente relato que nos cuentes?? :P