16/9/12

Mujer contra mujer

Hace ya más de cuatro años (y en serio que me da vértigo pensarlo) publiqué en este mismo blog un relato llamado Confesiones de una mente peligrosa. En él había una introducción exactamente igual que esta que estáis leyendo ahora, como suelo hacer cuando comparto con vosotros relatos escritos años atrás.

En la introducción decía que ese relato lo había escrito para un concurso de historias de terror de cierto foro en el que participaba, que quedé último (de cuatro) entonces, y que había habido una edición anterior en agosto. Pues bien, el relato que hoy comparto, por primera vez desde hace nada menos que ocho años, es con el que participé (y, como decía, quedé igualmente último de cuatro xD) en aquella primera edición. Fue la primera vez, y supongo que la penúltima, que escribí algo de terror (por decir algo). Y hace unos meses tuve la fortuna de encontrarlo y recuperarlo.

Ya lo dije entonces: no entiendo el terror en la literatura. No lo entiendo y, tal vez por eso, no me gusta. No me asustan las palabras. Pero escribí un relato y quedó así (no he cambiado nada, está tal cual vio la luz):



Mujer contra mujer

A simple vista, solo eran dos chiquillas cualesquiera riéndose de cualquier asunto intrascendente. Un observador atento, en una mesa próxima, tal vez habría advertido en esas risas inocentes una cierta malicia, como la que podemos descubrir en un grupo de chicos viendo una revista erótica. Haciendo uso de la perspicacia, convendríamos que esa risa entre dos mujeres sólo puede significar que están criticando a una tercera, y probablemente también a una cuarta y una quinta. Y de algún modo era cierto.

Hola, soy una chica de Málaga, que está harta de estar sola y de que la engañen y busca una chica cariñosa, fiel, sincera, que no tenga doble cara. Me gusta mucho la lectura, pasear. Buzón: 254616 SMS

- Tía, ¿se puede ser más cursi? ¿Harta de que la engañen? ¿Le gusta pasear? ¡Por favor! Dan ganas de potar. Esa tía se habrá hecho lesbiana por necesidad, ningún tío saldría con alguien así.
- Pues espera a ver este:


Hola. Busco una chica para relación estable o esporádica, no he tenido nunca relación. Soy una chica de 21 años. Un beso. Buzón: 214732 SMS

- ¿No te da morbo? Una virgen inocente que además acepta una relación esporádica. Qué zorrón. Ésta es de las tuyas.
- Vale va, esa me la quedo yo. Y tú, ¿ves algo?
- La verdad es que no. Escucha, escucha:


Hola, me llamo Vanesa y tengo 25 años. Me gustaría mantener una relación con alguna chica que sea sincera. Me gustaría que fuera de Tarragona o cercanías, entre 25 y 30 años... ¡Venga... y si está gordita mejor! Buzón: 254758 SMS

- ¡Joder! ¿Se puede ser más patética? Encima le van las gorditas, ¡qué fetichista! ¡Eh, espera! Este te va a gustar:

Chica de 26 años. Busca chica, de 26 a 28 años. Soy femenina, sensible, cariñosa y bueno... me gustaría conocer chicas, para relación estable. Abstenerse masculinas y bisexuales. Buzón: 244569 SMS

- Joder, ya me ha puesto de mala hostia. ¿Qué es eso de “abstenerse masculinas y bisexuales”? ¿Qué coño le importará a ella con quién se acuesten antes o después? De verdad, es que cada día me da más asco el género humano. Vale, venga, me apunto esta, le vendrá bien una charla.
- Ya sabía yo que te iba a molar. Venga, tía, vámonos, que no llegamos.


No bien había acabado de decir esto, sonó la alarma del voluminoso reloj digital de su amiga. La apagó con un gesto automático, casi involuntario. Arrancó la hoja, la guardó en el bolsillo trasero de sus ajustados vaqueros, dejaron la revista sobre la mesa y salieron del bar.

Laura tenía dieciocho años. Nunca llevaba una prenda de ropa que costara menos de 50 €. Tenía una larga melena rubia y ojos azules. Su impresionante belleza se veía realzada por un bronceado fruto de sus sesiones de UVA, que contrastaba con una minifalda blanca y una blusa rosa semitransparente. A Laura le gustaba llamar la atención, y ciertamente lo conseguía. Sus sandalias doradas combinaban con el rólex de oro que adornaba su muñeca izquierda. Todos los años, las acciones de varias empresas heredadas de su padre daban sus frutos. No tenía que hacer nada, simplemente ver cómo su cuenta corriente crecía porque sí. Tenía muchísimo éxito entre los chicos y, dado que aún no había salido del armario, Laura era lo que un mortal poco avispado llamaría “normal”.

Sería muy fácil decir que Marta era una chica normal, pero lo cierto es que no lo era, desde ningún punto de vista. Tan pronto iba a la boda de su prima con pareo y sandalias como a la universidad con el traje de dama de honor que nunca llevó. Salía de casa una mañana para volver a la noche, o al día siguiente, sin mayores explicaciones. A su madre no le importaba, si es que alguna vez se enteraba. Vivían en una mansión, solas, a excepción de las más de treinta personas que componían el personal de servicio. Marta rara vez veía a su madre, había suficiente espacio en la casa para que se diera esa situación, y silenciosamente ambas lo agradecían. Desde que su padre muriera en extrañas circunstancias, su madre se había convertido en un alma en pena, un fantasma que vagaba sin rumbo por las noches, aterrorizando a los gatos negros propiedad de la familia.

Tanto Laura como Marta eran ricas y huérfanas de padre. Eran también homosexuales y tremendamente competitivas. A los quince años, Laura se rindió en el chupito que hacía doce. Marta ingresó en urgencias en estado de coma etílico. Meses después, Laura se enrolló con tres chicas la misma noche. Marta con cuatro. A lo largo del último año, se habían marcado el reto de salir con chicos. Laura tuvo siete novios distintos. Marta sumó doce. A ninguna le gustaban los hombres. A Laura le aburrían, Marta los aborrecía. Pero volvió a ganar. Y después de aquello, se aficionaron a las páginas de contactos.

Marta era, en efecto, la líder del dúo. Tenía un año más que Laura, era excéntrica, decidida, y una ganadora nata. Llevaba el pelo corto, al menos para una chica, y vestía con ropas anchas que impedían descubrir que era todavía más atractiva que su amiga. Todo el mundo decía que estaba desequilibrada, y lo cierto es que su comportamiento daba pie a pensar eso, pero nunca nadie se tomó la molestia de preguntarle, nadie dedicó tiempo a comprenderla. Salvo Laura. Y desde entonces se hicieron inseparables.

Llegaron a casa de Marta, dejaron la bandolera y el bolso sobre la cama y sacaron la hoja. Marta cogió el móvil y mandó un mensaje:

Hola, he visto tu anuncio. ¿De dónde eres? Me gustaría que nos viéramos, si te apetece llámame. Me llamo Marta.

A continuación se desvistieron y se metieron en la ducha. Marta salió a trompicones, enjabonada y medio ciega por el champú, al oír la melodía de Mecano que sonaba en su móvil. Descolgó:

- ¿Sí? Sí, soy yo. Claro, dime. ¿El viernes? Sí, me viene bien. ¿San Sebastián? Ningún problema. ¿Hada Madrina? Solo chicas, imagino. Sí, entonces a las diez. Muy bien, nos vemos allí, lleva algo rojo. Ciao.
- ¿San Sebastián?, se interesó Laura, que salía con una toalla.
- Sí, he quedado para el viernes.


Conseguido su objetivo, todo el entusiasmo inicial había desaparecido. Fue a terminar de ducharse sin ganas, absorta en sus propios pensamientos. Laura se marchó deseándole suerte con un dulce beso.

Marta no permaneció ociosa toda la semana. Se había movido, se había informado, había comprado mapas y sabía qué hacer y dónde preguntar. Como siempre. Marta no cometía errores, no daba un paso de más y siempre estaba preparada para todo. En la Estación del Norte cogió un taxi hasta el teatro Victoria Eugenia, donde se encontraba la oficina de turismo. No se extrañó cuando un funcionario le dedicó una mirada entre pícara y sorprendida al ser preguntado acerca del local Hada Madrina. Le indicó la dirección y se alejó de allí sin un asomo de rubor en sus mejillas.

Llegó al local a la hora señalada. Ese día Marta se había puesto una falda verde y un top blanco, ambos de Laura. El sitio no brillaba por la juventud de su clientela. Marta no tardó en corroborar que ella era la más joven. Las mujeres se distribuían aquí y allá, solas o en parejas. Se fijó en una chica que estaba en la barra con un Dry Martini. Llevaba un traje de chaqueta gris, como de ejecutivo. Era castaña, muy guapa y llevaba el pelo recogido en una coleta. Tendría unos veintiséis años, sí, y un pañuelo rojo. Debía ser ella. Se acercó por detrás y le tocó suavemente el hombro.

- Hola, ¿me invitas a eso que estás tomando?
- ¿No eres un poco joven para beber?, le preguntó divertida.
- ¿No es un poco pronto para flirtear?, le contestó en la misma línea.


La abogada rió. Fue el principio de una conversación amena. Marta se enteró de que se llamaba Clara, y que era adicta a su trabajo. Logró que la invitase y supo que le había gustado. Decidió ponerla a prueba:

- Bueno, ¿qué? ¿Crees que en tu casa estaremos más tranquilas?
- Lo siento, cielo, pero creo que soy un poco mayor para ti, ¿no?
- No. ¿Soy yo demasiado joven para ti?
- Es que estoy esperando a alguien.
- ¿Y si te dijera que yo soy ese alguien?
- Imposible, se llama Marta y... ¿Tú cómo te llamas?


Su sonrisa triunfal le dio la respuesta. Clara iba buscando a una chica de su edad para una relación estable. Marta lo sabía, y eso hacía más difícil la conquista. Por eso le gustaba. Consiguió su objetivo, por supuesto. Clara había decidido olvidar sus preferencias para pasar una noche loca con una jovencita que le había gustado desde el principio.

En su pisito de soltera hubo más que palabras. Hubo besos, hubo abrazos, hubo sexo. Hubo pasión y lujuria. A las cuatro de la mañana, Clara observó que una exhausta Marta dormitaba a su lado, en una moderna cama de matrimonio. Era guapísima, sí, y encantadora, es la única explicación que encontraba Clara para haber acabado así, para haberse saltado sus principios y sus prejuicios y haber acabado en brazos de una post-adolescente pasando la mejor noche de su vida.

Se levantó en silencio y se dirigió a la cocina, ataviada con unas braguitas y una camisa blanca. Era una cocina amplia, con un gran banco en forma de ele que se usaba a modo de mesa, formando junto con la vitrocerámica un cuadrado perfecto. Al aproximarse a la nevera, Clara experimentó esa inequívoca sensación de no estar sola. Se giró bruscamente, alarmada, para encontrarse frente a frente con la oscuridad del salón, contiguo a la cocina. Extrañada, volvió a la nevera, a tiempo para oír un sonido metálico. Se dio la vuelta, aterrorizada, completamente segura de que había alguien más en esa cocina que por momentos parecía crecer de tamaño.

- ¿Marta?, preguntó. ¿Estás ahí? Me estás asustando.

Estaba rodeando el banco cuando algo suave rozó su pierna derecha. No pudo evitar soltar un grito desesperado que sin duda asustó más a Terry, su gato, que salió disparado por el pasillo hacia la habitación. Clara suspiró de alivio al comprobar que su gato era el causante de aquel ruido, al haber volcado el bol del agua.

Más tranquila, abrió por fin la nevera para servirse un vaso de leche. Cuando volvía a dejar la botella en su sitio, le sorprendió sin previo aviso la voz de Marta a sus espaldas.

- No deberías abrir la nevera descalza.
- ¡Marta! ¡Qué susto me has dado!


Marta estaba desnuda, salvo por un minúsculo tanga violeta. En su regazo, como admirando sus pechos, estaba Terry, acurrucado.

- No sabía que tuvieras un gato.
- Créeme, yo lo había olvidado hace un momento.


Marta se acercó, bebió del vaso de Clara, y le dio un beso lácteo, suave, tranquilo. El fuego interior volvió a encenderse en Clara.

- ¿Te vienes a la cama?, preguntó Marta. Hace frío.
- Sí, cielo, ya voy, en cuanto limpie este estropicio.


Clara observó a Marta alejarse, su espléndida anatomía recorrer el pasillo y girar a la derecha, a esperarla en la cama para una nueva sesión amatoria. Se acabó la leche, se dio la vuelta y se agachó para recoger el bol de Terry. Le parecía curioso el haber notado la presencia de su gato y no la de Marta. Pasó a parecerle inútil cuando Marta, de nuevo por la espalda, de nuevo sin avisar, de nuevo de improviso, la asaltó por la espalda con una fina cuerda de algún material sintético. Clara empezó a reaccionar cuando ya estaba completamente tendida, con Marta sentada sobre su espalda, estrangulándola, insultándola, y pidiéndole explicaciones sobre algo para lo cual no le alcanzaba la lucidez. Forcejeó inútilmente, movió sus piernas sin resultado. Murió con los ojos abiertos y las pupilas dilatadas por la falta de oxígeno, con la mirada vacía fija en un bol del revés.

Cuando Laura vio a Marta desde el balcón, ni siquiera se sorprendió. La eficiencia de Marta era tal que Laura sólo se sorprendería por una demora excesiva, y nunca por lo contrario. Marta sólo había necesitado un día, y ahora Laura tendría que superarla.

En la habitación, se reencontraron con un beso y un abrazo. Laura le dio a Marta una palmada en el culo, al tiempo que iba a buscar su móvil.

- Me lo has puesto difícil, ¿eh?
- Anoche estaba irresistible, me temo.
- Me hubiera gustado verte con mi ropa. Nunca te la pones para mí.
- Porque tú prefieres verme desnuda, amor.


Y se besaron de nuevo.

Laura empezó a escribir un mensaje:

Hola, he visto tu anuncio. ¿De dónde eres? Me gustaría que nos viéramos, si te apetece llámame. Me llamo Laura.


(Agosto 2004)

48 comentarios:

Paula dijo...

Más que de terror, yo diría que es... retorcido. Pero sin duda me ha gustado =)

Anónimo dijo...

Yo creo que las palabras sí pueden llegar a aterrar; a veces por lo que nos pueden hacer sentir, por la fuerza que pueden llegar a ejercer sobre nosotros y por lo que denotan y/o connotan; otras por la atmósfera que crean, porque pueden encerrarnos en un mundo misterioso e irracional. En ese sentido sí podría existir la literatura terrorífica, ¿no? ;)

Pienso lo mismo que Paula, más que de miedo, este relato es rebuscado (desde luego el final no me lo esperaba, aunque la Marta esta no me ha causado muy buena impresión desde el principio xD). A lo mejor, para conseguir que fuera más de terror, podrías haber ido dejando "pistas", es decir, haber creado cierto ambiente de misterio, en el que el lector se hubiera sentido incómodo desde el comienzo, sin que por ello pudiera imaginarse el desenlace. O lo que es lo mismo: tal vez deberías haber incorporado al relato cierta nota de incertidumbre; creo que eso es lo que realmente podría dar miedo en esta (y cualquier otra) historia. Pero, bueno, tampoco soy yo una experta en el género de terror xD

¡Un saludo! :)

Bea_Tou dijo...

Yo creo que si hubieras empezado de otra forma daría más miedo, de ese terror psicólogo que tanto engancha. Pero la tensión la has dejado toda para el final y quizá sea por eso que la gente lea como diciendo "bueno, dame ya la chicha". Pero la idea me ha gustado mucho, no sé cómo serían los demás relatos pero este no está mal.

Maria dijo...

A mi me ha resultado un final inesperado, lo que menos esperas ws maldad de una casi adolescente.
Me gustó mucho.
Besos, escribes de maravilla.

Mercedes dijo...

¿Te he dicho ya cuanto disfruto con tus relatos? Pues eso. Este me ha encantado igualmente. Yo si lo considero de terror. Desde el momento en que vas describiendo los personajes y esa "afición" a los anuncios por palabras he intuido un halo de misterio que me daba mala espina. Genial, como siempre.

Lorena Be-Bop dijo...

Hola X,A mi también me gustó, no me esperaba para nada el final, y es eso lo que me gusta cuando leo algo, los finales inesperados:)

Arien dijo...

Hola!
Pues no se porque quedaste cuarto, a mi me ha gustado, me ha dejado enganchada leyendo.
Vale, no estoy aterrorizada pero suspense tiene y mucho.
Lo que me pone los pelos de punta es pensar que existe alguien como Marta por ahí...
Un besazo!

campoazul dijo...

Me ha enganchado porque quería saber el final, me intrigaba... pero me esperaba pasar mucho miedo por la explicación que das al principio. A mi si me gustan los relatos de terror y de misterio, espero que no creas que soy un psicópata... :)

Besitos.

Valeria dijo...

Puff, menos mal, no soy rara. A mi tampoco me ha causado terror un libro en toda mi vida. Y los relatos de Poe nunca me han parecido terrorífico como muchos suelen decir, si acaso oscuros. Por otro lado las películas si han conseguido su cometido,aunque rara vez, pero no sé a que se deba, supongo que tiene que ver con ambiente, la edad, el momento. Por ejemplo, nunca pude encontrarle el punto de terror al "El Exorcista" y sin embargo, "El exorcismo de Emily Rose" me impresionó mucho, ahora me da risa, pero en su momento hasta me provoco insomnio por meses. De hecho a raíz de esa experiencia regularmente no veo películas de terror, creo que la mayoría son muy malas, y las que son buenas, pues eso, me aterrorizan y no veo necesidad de meterle más malos rollos a mi pobre cabecita. Tus relatos me gustaron, aunque se nota cómo has madurado y definido tu estilo como escritor. El primero me hizo pensar mucho en "La Ventana Secreta" y en "El talentoso Mr. Ripley", en el segundo, ya sospechaba que algo así de retorcido planeaban las chicas aunque esperaba que fuera Laura quien lo hiciera. Si te confieso algo, no sentí nadita de pena por la chica, me cayó mal desde que le llamó "cielo" a una desconocida...oopss, creo que tengo un lado un tanto psicópata, jejeje. Cuando describes ciertas situaciones o la manera en como van vestidos los personajes, me desconcentro, porque te imagino a ti como una voz en off, casi como en "Más extraño que la ficción", describiendo y yo interrumpiéndote para darte mis puntos de vista, luego tu rectificando y más adelante yo interrumpiendo de nuevo, una y otra vez, jajaja. Si, estoy un poquito loca, lo sé. xD...mmm, por lo visto hoy me ha dado por los comentarios largos ;).

dEsoRdeN dijo...

El terror es saber desde el principio que algo va a pasar, pero no acabar de acertar el qué...

Lapislazuli dijo...

Interesante relato, juguetonas las niñas
Un abrazo

estrella dijo...

Hola Mr.X!!!!!
Ya escribías bien entonces, es muy bueno de verdad!!!!!
Da miedo pensar que existan personas así...y tan jóvenes.
Extraordinario tu forma de narrarlo y el desenlace final, es de intriga y suspense, diría yo.

Continúa escribiendo, que da gusto leerte, sobre cualquier tema!!!!
Un enorme abrazo, querido Mr.X!!!!
Feliz semana para tí!!

ele* dijo...

Pensaba que tú sabías escribir sobre todos los temas! Es bastante retorcido y peculiar. Pero la mayoría de tus relatos acaban con un final para nada previsible.
Hace 8 años ya escribías así! Vaya!

;)

Yyrkoon dijo...

Hombre, con todo los respetos que sabes que te profeso… no me extraña que quedases el cuarto, y eso fue porque no había más. Esta es otra más de tus historias, de hecho, ni siquiera es de las buenas (cosas de la edad supongo). Una historia, más o menos, sobria, pintando unos personajes difusos y dejando que el lector se los imagine. Luego, ¡zasca! Final sorprendente (unas veces mucho y otras no tanto).

En resumen una de las que sabes hacer y tan bien te salen… ¿terror? Hombre, si alguien tiene miedo a las lesbianas… no creas ambiente, no hay tensión en ningún momento, para cuando quieres introducir el componente de “terror” ya ha terminado el climax de la historia.

Me temo, amigo X, que para escribir terror, deberías leer más terror. Te recomiendo el programa del PP. Yo aún estoy temblando.

Sílvia dijo...

Amistats perilloses... m'ha agradat molt la idea i ja es nota que apuntaves fort. Segur, però, que si el tornessis a escriure ara et sortiria el doble de bé. Crec que el terror que hi ha de fons és el psicològic, suposo que si l'exprimissis una mica més entraria dins el gènere. Potenciar la relació malaltissa entre les dues amigues i còmplices, deixar-les anar una mica més lluny, per què... fins a on podrien arribar?

Yopopolin dijo...

Viva el reciclaje, oiga! xD
Vale, el relato te atrapa, eso siempre lo consigues, pero terror no he sentido... Lo que pasa que soy un poco como tu, que a mi la literatua no me suele infundir miedo...

Jon Igual dijo...

La verdad es que yo sí que he pasado miedo con algunos libros, será que soy fácil de asustar.
El relato me ha gustado mucho, un giro totalmente inesperado. Aunque como han dicho en algún comentario más arriba, creo que si se hubiese sabido desde el principio que había algo oscuro en lo que hacían las niñitas habría ganado en fuerza y miedo.
Supongo que has priorizado dar la sorpresa final.
Saludos.

genessis dijo...

Ameno el relato, buen conocedor de las mentes de las chicas...

Un abrazo

Claire dijo...


A mí me ha enganchado desde el principio. Vaya par de psicópatas... Me ha gustado mucho, y mira que yo he sido lectora de novelas de terror, y la verdad que miedo no pasaba, pero sí tensión, que es lo que mola. Buf, ocho años que tiene la historia... pues ya por aquel entonces te lo currabas.. ¡¡Tenías que haber ganado!! ;-) Besos.

MFe dijo...

Lo he dicho y te lo he dicho en más de una ocasión: me gusta mucho como escribes. Me ha gustado el relato, pero no he sentido miedo.

Y te lo dice una que se asusta con ná. Que me tapo con las pelis en cuanto sale cualquier cosa.. porque lo paso fatal, pero leyendo nunca he pasado miedo. No es un género que me guste, por lo que no he leído mucho, pero si que he leído algo... e incluso algunas pelis que no he podido soportar ver en la gran pantalla, me he leído el libro y no he sentido nada...

Aunque no lo calificaría de "terror", el relato si que me ha gustado, y mucho.

Bss.

Anónimo dijo...

¿Cuarto de cuatro? ¿Quiénes eral los tros tres? ¿Agatha Christie, Alfred Hitchcock y Poe?
Excelente
Un gran abrazo

Eva Letzy dijo...

Qué bueno!!!! Me da igual lo que hayan dicho los del concurso literario, a mí me ha encantado!! Además me parece un relato muy original... Me tuvo enganchada hasta el final además.
A mí tampoco me gusta escribir relatos de terror, debe ser porque es un género que no leo mucho, ni me gusta demasiado.
Escribes muy bien, me gustó muchísimo!!!

May R Ayamonte dijo...

Las palabras pueden llegar a dar miedo, sin duda.
Es un relato retorcido.
Un beso!!
May R Ayamonte

Paula dijo...

Éste no lo había leído (o al menos, no lo recuerdo). Yo sí me esperaba un final como éste (será que uno normal no sería lógico en tí) y como los demás,... terror, terror... no.... maldad y egoísmo, egocentrismo...
Ah!!! Y a comparación con tus relatos... extenso.

Helena Lesen dijo...

Terror o no, me ha gustado. Mucho.

Y con el tema del terror... A ver, terror, miedo muy intenso, vale. Yo creo que el miedo, a parte de los miedos y fobias irracionales, sólo nos lo producen las cosas que desconocemos, que nos son ajenas o que nos han hecho daño de un modo u otro.
Por eso no consigo ver ni leer nada que me aterre, que me de escalofríos, que me deje inquieta... estoy en búsqueda desde hace años que me dde miedo de verdad jajaja
¿Sugerencias?

Vértigo dijo...

estilo hard candy? tu historia parece el comienzo de una novela.. y seguro que alguien querría llevarla al cine...

Anónimo dijo...

Escribe una novela, cuentos cortos...publica...no pares...

Tienes madera!

Me ha encantado esta lectura!

Un beso.

Anónimo dijo...

Yo creo que sí se puede llegar a transmitir miedo con palabras, vamos yo he leído muchos libros de miedo en los que lo he pasado muy pero que muy mal, aunque claro que era lo que buscaba, supongo.
Como siempre la lectura genial, por supuesto, me ha gustado. Aunque me parece que como el hecho importante, vamos, el asesinato y el final son demasiado rápidos... vamos que cuando te estás dando cuenta de lo que está haciendo casi que ya está hablando con Laura jajajaja igual seré yo, que soy cortita.
En cuanto al comentario que me dejaste en el blog, sobre la gente egoísta, la verdad es que lo sé, sé que tienes razón y que no pueden ser buenos amigos... pero era una entrada más bien escrita con la esperanza de que no fuera así y me dolió leer tu comentario diciendo lo que ya sabía, la verdad jajajajaja. Pero gracias, por supuesto, como siempre.
Besito.

Uma dijo...

Yo creo que lo que te falló fue el genero! por lo demás es bastante intrigante!
Besos

bixitoluminoso dijo...

Yo aún no me he atrevido con el miedo, aunque es algo que exploraré pronto. Si lo hago, tiene que ser verdadero terrorrrrrrrr...

Pero tu relato, pequeña X de Mixta, esta bien... como historia y argumento bien, solo que quizás hay ciertos momentos en los que te queda desarrollar un poco los acontecimientos ¿No? No sé, no sé... tú mejor que nadie valoras lo que haces.

De todas formas, en la lectura de los anteriores es cierto que se te nota más fluido. Y eso es lo mejor que le puede pasar a alguien que escribe.

Noelia dijo...

Yo coincido con el primer comentario, mas que miedo es retorcido, bastante diria yo jajaja Vaya con las niñas ricas jejej
Me recordo a la pelicula esa en que "la pareja" termina enterrada en un bloque de hormigón porque se lo tomaban como un juego...

Anita Patata Frita dijo...

Miedo me ha dado en el párrafo de la nevera, pero el resto es macabro total.

La hija de la Lagrima dijo...

Historia retorcida, si las hay...me gustó! Tenemos un "morbo" similar con las historias.

Besos desde el otro lado del charco.

Humberto Dib dijo...

¿Sabes qué? Independientemente del valor que tenga el relato, los concursos tienen un gran factor de azar y mucho más de... otras cosas. Así que.. ATPC.
Me pareció muy bueno, creo que como dicen por aquí, escribe más y mucho, que hay buena madera.
Un abrazo.
HD

Alas dijo...

Hay un tipo de mujer que es siempre así de competitiva. Me gustaría saber quién gana al final.

S. dijo...

En tu línea...final inesperado!

M. dijo...

LOL, qué sádicas XD


M.

Frases Bonitas dijo...

saludos
que andes bien
que tengas un lindo dia

Lenika dijo...

pobre Clara, le ha tocado la peor parte de la historia. Se te dan bien este tipo de historias, de finales inesperados jeje

No había desaparecido, es que mi musa me abandona a veces pero siempre sigo por aquí.

Laura dijo...

Madre del amor hermoso. No soy nadie para crticar si este texto está bien escrito o no o si da lo bastante miedo o no. Sólo puedo decir que me has sorprendido, como siempre vamos.

Me encantan tus comentarios, tienes toda la razón en cada uno de ellos.
*muchos, muchos besos*

Luucìa dijo...

He vuelto a aparecer! Estaba de vacaciones, más que nada de la tecnología jaja. Un beso grande

Aniuska dijo...

Buff el texto esta muy bien expresado , es aterrador de verdad porque cuando piensas que todo va perfectamete ocurre, es fantástico porque no te lo esperas y realmente da miedo.

Ya sabía yo que esas dos tenían un lio... Gracias por tu comentario :)

Pamela dijo...

Deje tu blog como ultimo, porque es largo tu entrada, me entreteni.
Es loco en verdad! Creo que al principio discriminador, ¿Que onda con las gorditas? tienen el derecho de tener un amor, jajaja o no?
Nacer en cuna de oro, debe ser extraordinariamente bueno. Coincido con las otras bloggeras, es aterrador PERO entretenido, no entiendo porque la mato, jajaja, si podrias explicarme :3
besitossss!

Sill Scaroni Photography dijo...

Muy bueno el relato, me quede leyendo muy rapido.
Saludos.
Sill

tishta dijo...

es lógico que quedaras 4º si iba de terror la cosa... ;-)
has evolucionado mucho desde entonces, tal vez podrías volver a intentarlo.
un libro que dé miedo? Drácula de Bram Stoker, hace ya muuuchos años pero recuerdo que me asustaba

Un abrazo

Abbie dijo...

Ay, pues a mí me ha dejado mal cuerpo. En serio, ¿Cuarto? Seguro que merecías un mejor puesto ;)

X dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. La verdad es que no tengo defensa posible, ya os dije que no entiendo el terror en la literatura y por eso no me sale escribirlo. Estrictamente el relato no es de terror, ya lo sé, pero era esto o nada. Malrollismo, tensión y sorpresa final (o no, porque yo diría que se ve venir xD). Cualquier otra cosa, para mí, mejor en cine con su ambientación audiovisual. Sin duda sería un debate interesante. :-)

Besos y abrazos por doquier.

Unknown dijo...

Es muy buena!! desde mi humilde opinión y no siendo ninguna experta en literatura...
Pero seguro que te merecías el primer puesto, jeje